Querida Nicaragua: Esta es la historia de Orestes Lorenzo. Es una hazaña llena de valor, tenacidad, y sobre todo amor a la vida y a la libertad. Es una historia digna de contarse en una novela de suspenso.
Este piloto cubano llamado Orestes Lorenzo fue entrenado en Rusia en los primeros años de la década de los ochenta y especializado en volar aviones Mig 23.
Este hombre aparentemente estaba entregado a la doctrina comunista y su cerebro había sido lavado desde niño por las escuelas, las costumbres y el ambiente en que viven los cubanos bajo el régimen tiránico de los Castro. Sin embargo, un día entró en reflexión y comparó a la pobre gente de su pueblo, esclavizada, con aquella otra que vivía en países donde había libertad.
Esta historia la publicó en su oportunidad el Miami Herald. Inexplicablemente, semejante hazaña llena de inteligencia, astucia, valor, tenacidad, amor a la familia sobre todo, no ha sido llevada a la pantalla donde no tienen cabida hazañas enaltecedoras como la que protagonizó el hombre de esta historia.
Orestes Lorenzo, fogueado y héroe de la guerra de Angola, país donde Fidel envió tropas para luchar a favor de las guerrillas comunistas, reflexionó y empezó a pensar en la forma de escapar de la isla. Cada vez que volaba pensaba en un plan que le permitiera llevar a cabo la idea de escapar.
Conocía todo el sistema de radares de la isla y, era experto en manejo de Mig 23. Le participó a su mujer que se iría del país y que luego gestionaría la salida de la familia, pero de cualquier manera y en último caso él vendría a llevarlos.
Fue así como en vuelo rasante para no ser detectado por el radar emprendió viaje hacia Miami llevándose el avión Mig. La noticia ocupó las páginas de los diarios por varios días. Luego Orestes empezó a gestionar la salida de Cuba de su familia. Durante varios años hizo mil gestiones con amigos y familiares en Cuba hasta que su petición llegó a manos de Raúl Castro. Cuando este se enteró de que Orestes Lorenzo, uno de sus mejores pilotos, el que se había robado un avión Mig, pedía la salida de su familia, le mandó a decir lo siguiente: “Díganle a Lorenzo que así como tuvo ‘agallas’ para llevarse el avión, que demuestre que tiene ‘agallas’ y que venga él por su familia”. En realidad Raúl Castro no usó la palabra “agallas” sino una muy cubana que alude a los testículos y que no transcribo aquí por respeto a los lectores.
Orestes Lorenzo hizo gestiones, inclusive con diplomáticos que eran amigos del gobierno cubano, fue a España y se encadenó en una plaza frente al edificio donde se reunía una Cumbre de Presidentes donde estuvo presente el propio Fidel Castro. Hizo una huelga de hambre encadenado frente al edificio donde se realizaba la Cumbre para llamar la atención y tratar de rescatar a su familia por la vía diplomática, pero todo fue inútil. Fidel en esa ocasión evitó hablar con la prensa.
Orestes decidió entonces rescatar a su familia él mismo, viajando a Cuba. Consiguió un avioncito pipilacha y empezó a practicar para el vuelo hacia Cuba. En clave se comunicó con su mujer y le señaló el sitio de la playa donde debía llegar el día tal a tal hora. Cuando llegó el día señalado emprendió el viaje en la pipilacha en un vuelo rasante, a dos metros de las olas del mar para que los radares no lo detectaran. Llegó al sitio señalado, recogió a su mujer y sus hijitos y emprendió el vuelo hacia la Florida.
Logró burlar una vez más los terribles radares cubanos. Ahora viven todos en Estados Unidos.
Orestes le probó a los Castro que tenía “agallas” para rescatar a su familia del infierno comunista.
Historia digna de ser llevada a la pantalla. El autor es director general de Radio Corporación.
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