Geraldina González C.
¿Cómo inició su carrera profesional?
Cuando terminé mi bachillerato en Rivas me vine a Managua a estudiar Humanidades en la Universidad Centroamericana (UCA). En mayo, con motivo del mes de las madres, La Curacao siempre contrata jóvenes solo por ese mes para apoyar según las demandas propias de la temporada. Así fue como ingresé, con un contrato por 30 días en un mayo de 1973. Al finalizar el contrato evaluaron al grupo que entró y nos dijeron que nos iban a entrenar en ventas para que nos quedáramos trabajando. A medida que me fui metiendo en el mundo de las ventas, de la atención al cliente y el servicio, descubrí que esta era mi vocación, aunque de joven me veía en un colegio impartiendo clases como profesora. Decidí cambiarme de carrera y de universidad y me crucé a la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli) para estudiar Mercadeo.
¿Cuál ha sido su trayectoria durante este tiempo?
Cuando inicié a trabajar aquí empacábamos regalos para el día de las madres y atendíamos a los clientes, fue así hasta el tiempo de la revolución en 1979, cuando quemaron y saquearon una de las tiendas y mandaron a todo el personal a nuestras casas. Me regresé a Rivas y estando allá escuché un anuncio que decía que el personal de La Curacao se presentara a retirar la liquidación. Me presenté en las oficinas que quedaban en la esquina de Metrocentro y estando allí los clientes llegaron a tocar la puerta para comprar camas y colchones. Me fui donde el gerente y le dije que la gente quería comprar. Él me dijo que les vendiera porque necesitaban efectivo y desde entonces no paré de vender, ya no tuve la mala suerte de que me liquidaran, pues me pidieron que llegara al día siguiente, y así hasta el día de hoy. Creo que ese fue el éxito de mi vida. Luego, en 1985, me nombraron gerente de almacén de plaza de compras. En 1996 se me otorgó la gerencia de operaciones de Almacenes Tropigas y La Curacao, y desde el 2000 soy la gerente comercial de Grupo Unicomer.
¿Cuál considera que ha sido la clave de su éxito profesional?
Yo creo que ha sido el descubrir la vocación de servicio, tanto del servicio externo con nuestros clientes, como el interno con nuestros colaboradores y el equipo de trabajo.
¿Y la mayor satisfacción?
La fidelidad de los clientes, clientes que se han vuelto amigos. Ver a un cliente satisfecho te llena de satisfacción al saber que lograste llenar sus expectativas, y eso se multiplica con sus familiares, amigos, vecinos y con sus hijos cuando ya atiendo a otras generaciones.
Fuera del papel de gerente, ¿cómo es Mayra?
Me han dicho que soy una mujer alegre, que irradio positivismo. En mis tiempos libres disfruto a mi nieta que es la alegría de mi hogar. Los fines de semana me gusta asistir a misa, cualquier charla que sea para alimentar mi espíritu la aprovecho. Soy devota de la Virgen María, me encanta meditar sus mensajes, disfruto visitar los santuarios y quisiera tener dinero para visitar todos los santuarios del mundo (risas); tuve la oportunidad de ir hasta Medjugorje, antigua Yugoslavia, al santuario de la Virgen y eso me llena.
¿Metas que le gustaría cumplir?
Si Dios me permite retirarme, me gustaría dedicarme a ayudar a los niños desprotegidos. Estoy en una comunidad del Hogar Zacarías Guerra donde se ayuda a niños que carecen de cariño y me gustaría involucrarme en las actividades que desarrollan y continuar en una labor de evangelización.
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