Desde el primer momento que John Farrell se dirigió a los jugadores de los Medias Rojas de Boston al iniciar la pretemporada, su primer mensaje fue olvidar todo el drama y calamidades de los últimos dos años.
El mensaje de Farrell caló de inmediato. “Como dije, desde el primer día, el cuerpo no funciona si la mente no funciona. Y nuestro mánager es excepcional”, dijo David Ortiz, el Jugador Más Valioso de la tercera Serie Mundial que se adjudican los Medias Rojas desde 2004.
Tonificados por el cambio de timonel, renovada camaradería en su camerino y las acertadas contrataciones realizadas por el gerente general Ben Cherington, los Medias Rojas acumularon la mayor cantidad de días (158) en la cima de su división en la Liga Americana y encadenaron rachas de más de tres derrotas seguidas por apenas segunda vez en los 113 años de existencia de la franquicia.
Estos son cinco factores que permitieron a los Medias Rojas ganar la octava corona de su historia:
El CANJE
La primera pista se remonta al 23 de agosto de 2012, cuando Cherington encontró en los Dodgers de Los Angeles la parte interesada para quitarse de encima a Adrián González, Carl Crawford, Josh Beckett, además de Nick Punto, por James Loney, Iván De Jesús hijo, Allen Webster, Rubby De La Rosa y Jerry Sands.
Su foja de 69-93 dejó un porcentaje de .426. Ningún club había ganado la Serie Mundial la temporada posterior tras tener un porcentaje tan bajo.
Con sus tres campeonatos desde 2004, esta franquicia puede presumir que es la número uno de la última década, algo fascinante al considerar que hasta hace poco era sinónima de agónicas debacles.
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Con nuevos dueños, los Dodgers se hicieron responsables de prácticamente casi todo el monto de algo más de 275 millones de dólares que los Medias Rojas le debían a González y Crawford, peloteros que simplemente no pudieron encajar en la olla de presión que es Boston.
Al ahorrarse unos 265 millones, Cherington puso manos a la obra en un remozamiento de la nómina, fichando a siete agentes libres (Jonny Gomes, Shane Victorino, Mike Napoli, Stephen Drew, David Ross, Ryan Dempster y Koji Uehara) que costaron unos 100 millones.
El más caro fue Victorino, con un contrato de tres años por 39 millones de dólares.
EL NÚCLEO
Napoli, Gomes, Ross y Victorino fueron los impulsores de la idea de dejarse crecer las barbas, símbolo de armonía. Pero la realidad es que si los Medias Rojas pudieron pasar de 93 derrotas a 97 victorias en un año fue porque aún disponían de un núcleo de talento establecido en Ortiz, el segunda base Dustin Pedroia, el jardinero Jacoby Ellsbury, así como los picher abridores Jon Lester, Clay Buchholz y John Lackey.
La cohesión fue innegable, dejando atrás el escandaloso episodio de los lanzadores (Beckett, Lester y Lackey) que en el transcurso de los juegos se iban al camerino para tomar cerveza y comer pollo frito.
La efectividad de los lanzadores fue de 3.79, casi una carrera menos a la pasada campaña y la mejor del equipo en 11 años._
MENOS LESIONES
En medio de lo que el tumultuoso ciclo de Bobby Valentine, marcado por presuntos mensajes de texto a los dueños quejándose del mánager, los Medias Rojas sufrieron en 2012 con las lesiones. Ortiz, Pedroia, Ellsbury y varios lanzadores padecieron lesiones.
En total, 24 jugadores (13 con la etiqueta de haber sido seleccionados al Juego de Estrellas) estuvieron lesionados y emplearon una cantidad récord de 56 jugadores en su nómina a lo largo de la campaña.
Y cuando sufrieron bajas, el roster armado por Cherington tenía la flexibilidad para cubrir ausencias. El japonés Uehara, jugador más valioso de la serie de campeonato de la Americana, quedó como el cerrador luego que Joel Hanrahan y Andrew Bailey causaron baja.
PACIENCIA AL BATEAR
Ningún otro equipo en las mayores vio más lanzamientos que los Medias Rojas este año. Los 25,671 que recibieron durante la temporada regular superaron por 640 al siguiente equipo. Si bien batieron el récord de ponches en una postemporada, el truco de Boston fue hacer trabajar a los abridores contrarios, elevar sus cuentas y atacar a sus relevistas.
El trío de ases de Detroit —Justin Verlander, Max Scherzer y Aníbal Sánchez— sufrió con esto.
TALENTO PROPIO
Los Medias Rojas también saben producir su propio talento. Nueve integrantes de su roster en la Serie Mundial surgieron de sus propias filas, incluyendo a Lester y Pedroia. Los novatos Xander Bogaerts y Brandon Workman emergieron en la recta final para convertirse en piezas complementarias para el cuadro interior y bullpen.
La agencia libre podría marcar la salida de Ellsbury, el inicialista Napoli y el torpedero Drew, pero tienen prospectos en condiciones de tapar esas posiciones como el jardinero Jackie Bradley hijo, el lanzador Allen Webster y Bogaerts.
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