Querida Nicaragua: El histórico tratado Chamorro Bryan que tantos comentarios provocó mientras estuvo vigente, fue firmado el día 5 de agosto de 1914, por el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Nicaragua en Washington, general Emiliano Chamorro y el secretario de Estado norteamericano William Jenning Bryan. El presidente de la República era don Adolfo Díaz Recinos y el país estaba intervenido por los norteamericanos.
El tratado fue objeto de acerbas críticas por parte de los partidos opositores al conservadurismo, vale decir al partido Conservador. A este partido se le calificó varias veces como “vende patria” por haber dado una concesión “a perpetuidad, con derechos exclusivos y propietarios, necesarios y convenientes para la construcción de un Canal Interoceánico” al gobierno norteamericano. Dicho sea de paso el Canal nunca se construyó.
Sin mucha visión el gobierno de los Estados Unidos (EE. UU.), creo que sin mediar presión alguna, abrogó el tratado el 14 de julio de 1970, siendo presidente de la República el último de los Somoza, Anastasio Somoza Debayle, quien celebró el acontecimiento como un gran logro de su gobierno.
En realidad era una rémora aquel indigno tratado que entregó la soberanía nacional, a perpetuidad, por tres millones de dólares, que seguramente necesitaba el gobierno de entonces que disponía de muy pocos recursos. Ese ha sido el destino de nuestra desdichada nación.
Algunas personas afirman que peor que el tratado Chamorro Bryan fue la concesión que le dio el gobierno de la época, en 1849, al Comodoro Cornelius Vanderbilt, quien era poseedor de una línea de cien barcos y en los tiempos de la fiebre del oro en California estableció una ruta para ir de la costa Este a la Oeste de los EE. UU., pasando por Nicaragua. Sus barcos entraban a San Juan de Nicaragua (Greytown), navegaban sobre el río San Juan, luego sobre el lago Cocibolca hasta el puerto de la Virgen donde estableció un servicio de diligencias para trasladar pasajeros a San Juan del Sur donde tomaban otro barco rumbo a California.
Pero esa no fue ninguna concesión de Canal Interoceánico. Simplemente fue una concesión para transitar por el río y por el lago. Vanderbilt tenía barcos pequeños que navegaban sobre el entonces más hermoso río San Juan, en forma natural, sin necesidad de hacer ni dragados ni excavaciones de ninguna clase. Vanderbilt multiplicó su capital con aquella Compañía del Tránsito que le pertenecía.
El tratado Chamorro Bryan era otra cosa. Una concesión a perpetuidad, es decir, por toda la vida, y una base militar en el golfo de Fonseca.
Hoy en día el amago de tratado Ortega Wang Jing supera en mucho al oneroso tratado Chamorro Bryan. Este de ahora entrega por cien años prorrogables la concesión para construir un gigantesco Canal Interoceánico que supuestamente costará 40 mil millones de dólares, dos puertos de aguas profundas, un oleoducto interoceánico, dos zonas de libre comercio, dos aeropuertos internacionales y un ferrocarril también interoceánico, dándole a la compañía de Wang Jing todas las ventajas y poniendo en sus manos cualquier cantidad del territorio nacional, sin que ninguna ley del país pueda aplicársele.
Para los más prestigiosos juristas este tratado de Ortega con Wang Jing entrega la soberanía nacional en forma incomparablemente mayor que aquella que supuestamente entregó el tan criticado tratado Chamorro Bryan.
Paradójicamente si el tratado Chamorro Bryan estuviera en vigencia, ese mismo tratado no hubiera permitido que el gobierno de don Daniel pudiera firmar ninguna concesión parecida estando en vigencia el compromiso con los EE. UU. que era a perpetuidad. Es decir que hoy en día, y por esos avatares del destino, el oneroso tratado Chamorro Bryan estaría protegiendo nuestra soberanía, ya que Nicaragua daba la concesión a perpetuidad a los EE. UU. Asunto este que no hubiera permitido a ningún gobierno nicaragüense ofrecer concesión alguna a nadie sin antes abrogar el susodicho tratado Chamorro Bryan. Paradojas del destino y de la historia. El autor es gerente de Radio Corporación y ex candidato a la presidencia de la república en 2011.
Ver en la versión impresa las páginas: 10 A