Julio Portocarrero A.
Esa mañana Elena Sofía Moreno se dirigía hacia la parada de la Universidad Centroamericana (UCA) a tomar un bus para asistir a sus clases en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli).
Sin embargo, a pocas cuadras de su casa, en Reparto San Juan, un taxi blanco se detuvo. Los nervios la invadieron. Solo recuerda el destornillador con que la amenazaron. No solo se llevaron su cartera: le robaron la paz.
En menos de dos meses la han intentado asaltar nuevamente en el mismo sector, pero ahora han sido motorizados.
Episodios como este son comunes escucharlos de universitarios en ese reparto cercano a la UCA, en donde viven estudiantes procedentes de distintos departamentos del país que alquilan en esa zona. Muchos de ellos en un principio decidieron vivir ahí por la tranquilidad y cercanía a las universidades.
Pero ahora, de la tranquilidad con que era conocido ese sector, solo queda el recuerdo. “Me siento insegura, me da pánico, no puedo escuchar el ruido de una motocicleta cuando camino, porque creo que me van a asaltar”, comenta Elena, quien estudia Diseño de Producto en la Upoli.
Ella lamenta que la Policía no resguarde los perímetros cercanos a la UCA, pese a que tras la muerte del joven Evans Omar Ponce —estudiante de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) en 2011— esta institución se comprometió a mantener presencia policial en sectores aledaños a las universidades.
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