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Humberto Ortega y la espiral de la historia

Ariel Montoya

Si para Abraham Lincoln, la más estricta justicia no necesariamente es sinónimo de la mejor política, la lectura que deja “La Odisea por Nicaragua”, el último libro del general Humberto Ortega (Editorial Lea, 2013), sí demuestra que la historia no viene a ser más que un acumulado de circunstancias ya incorregibles, testarudas y tipificadas por la historia como la suma de todo aquello que hubiese sido inevitable y que no lo fue.

Esa es la gran lección vertida en su obra de cara al presente y al porvenir de Nicaragua. Pero, además, es un libro ambicioso por la proporción holística remontada nada menos que a los millones de años atrás, cuando se formó Centroamérica y su demarcación del norte-sur culminando el ensamblaje continental en el río San Juan, y así pasando por los diversos ciclos de nuestra historia remota, prehispánica, hasta la escabrosa vida política nacional con sus entuertos, revoluciones, conspiraciones, golpes de Estado, agresiones, hasta llegar a una interpretación geopolítica de la actualidad global y la interacción del consenso local proclamado desde un centrismo político como instrumento para alcanzar el bienestar común.

Esta es la esencia ideológica del libro, sustentada en la propuesta política del fortalecimiento histórico del “Ciclo Revolución-Democracia” en la que el centrismo viene a conformar el fiel de la balanza dignificante del ser humano por encima del socialismo y el capitalismo.

Pero ese sentido de precisión en la obra, que no la demerita, conlleva a otros rumbos como el de la didáctica, pues permite “en esta era de empellones tecnológicos que limitan abrumadoramente el sentido de la lectura libre”, que el lector se inmiscuya en la trama histórica debido a un equilibrio entre la descripción sociológica de los hechos, sobre todo aquellos que tienen que ver con el surgimiento de la guerrilla, el partido y el gobierno sandinista en sus dos periodos administrativos hasta el presente, entrelazados con algunas anécdotas que, sin caer en la retórica costumbrista ni testimonial, refuerzan el espíritu conceptual de la interpretación de los hechos.

Por ejemplo, en el capítulo XVI en el que aborda la estrategia del Ejército, señala cuando implementan el “Plan Danto”, que tiene, además del objetivo de golpear a la Contra, asestarle un revés diplomático a Washington, tras algunos reveses en su intento por derrocar al sandinismo, sobre todo por las presiones del Congreso para frenar la ayuda económica, y en parte por el consenso centroamericano a través de los Acuerdos de Paz de Esquipulas II, impulsados por el expresidente Vinicio Cerezo. Pues bien, en dicho capítulo narra cómo, en recios combates, se transportan, en helicópteros rusos, mulas sedadas que luego transportarían en sus lomos la artillería múltiple ligera para esa “audaz” batalla, lo que de paso recuerda la mítica y creativa guerrilla del general Augusto César Sandino, en su lucha contra la intervención de los marinos.

Otro tema de interés viene a ser la valoración a destacadas figuras de la intelectualidad nacional y sus aportes al sentido de nación, de uno y otro lado. Así como también, el reconocimiento a figuras destacadas del militarismo somocista y sandinista, como al coronel Pablo Emilio Salazar, de quien elogia su valentía, y de otras como Edén Pastora, a quien ubica durante la guerra contra Somoza como uno de los líderes del tercerismo.

Humberto Ortega, el general del Ejército sandinista, hacedor de la guerra para botar a Somoza y acabar a la Contra y, a la vez, el hábil negociador de la paz, interlocutor de la clase política en general, con este libro se sitúa como un historiador moderno, tanto desde la estética de la redacción como en su interpretación actoral del proyecto sandinista. Capaz de reconocer los fallidos y crasos errores de la revolución de la cual fue y quizá siga siendo parte, ondeando ahora en la espiral de la historia desde su visión protagónica tras su enmienda de revolución y democracia. El autor es escritor y periodista.

Opinión Abraham Lincoln Humberto Ortega archivo

COMENTARIOS

  1. el carolingio
    Hace 8 años

    El comandante Humberto Ortega me ha merecido mis respetos y el apoyo al hermano es entendible por los lazos de familia, pero no por los hechos con respecto a su gestion como mandatario de Nicaragua defendiendolo. Sin duda el, es un gran militar. No he leido sus libros que seguro son buenos tambien. Los tiempos ahora son otros y las coyunturas tambien.

  2. Juan Mantilla
    Hace 10 años

    ” Capaz de reconocer los fallidos y crasos errores de la revolución de la cual fue y quizá siga siendo parte “. Facil es equivocarse y ser causante del derramamiento de tanta sangre sin tener que pagar un castigo, NO!! Montoya no se nesecita de alabanzas a este asesino de tantos Martires Nicaraguenses! ojala publiquen este sentido comentario.

  3. Letra escarlata en tu frente
    Hace 10 años

    La voz de Humberto Ortega, desde la cima del genocidio y los crímenes de lesa humanidad. Con la autoridad del sujeto que cuenta la “historia” porque se sienta dueño de esta. Por el derecho indiscriminado que individuos sin escrúpulos le otorgan al vencedor. UNA LETRA ESCARLATA MARCA TU FRENTE exhibiendo tu pecado.

  4. Carlos H
    Hace 10 años

    Ensalzar un libro que viene del hermano del actual dictador…. La historia se escribe por los periodistas, observadores objetivos. Quisiera saber cómo interpreta Humberto todas las movidas que ha hecho Daniel para instalarse en una dictadura que sólo otra guerra civil podrá derrocar. Estos lobos Ortega, que han depredado nuestro país ayudados primero por Castro y luego por Chavez, solo por las armas van a caer y el pueblo espera que sea para siempre esta vez

  5. GUICAG
    Hace 10 años

    Quien cabalga de joven trota de viejo. “La Odisea por Nicaragua”, de Humberto Ortega, la escribió éste en el pasado con actos y hechos distintos a los que ahora expone. Sus recetas llegan tarde. Se le quemó la tortilla en el comal. También se le pegaron los frijoles, de la misma forma que utilizaron a Nicaragua como conejillo de indias con una para su desastrosa revolución. La idea del centrismo la copió de Adolfo Suárez en España. Que la aplique en Nicaragua si cree en ella.

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