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Gran despliegue diplomático en negociación nuclear con Irán

Las principales potencias que negocian con Irán la forma de garantizar la aplicación pacífica de su programa nuclear han realizado hoy un gran despliegue diplomático para impulsar un acuerdo histórico que puede ser anunciado mañana, tras diez años de confrontación entre Teherán y Occidente.

Isabel Saco y Sara Gómez Armas

Ginebra/EFE

Las principales potencias que negocian con Irán la forma de garantizar la aplicación pacífica de su programa nuclear han realizado hoy un gran despliegue diplomático para impulsar un acuerdo histórico que puede ser anunciado mañana, tras diez años de confrontación entre Teherán y Occidente.

El primer paso fue dado este viernes por el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, quien de forma sorpresiva llegó a Ginebra por la tarde para incorporarse al último tramo de las negociaciones, que se prolongarán un día más, y en las que sólo queda un gran tema por resolver.

La llegada a primeras horas del sábado del secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, refuerza la idea de es poco lo que queda para cerrar el texto de este acuerdo preliminar, cuya duración sería de seis meses.

Durante ese periodo, las siete partes negociarían un acuerdo global y definitivo para dejar atrás las inquietudes internacionales sobre el desarrollo nuclear de Irán.

El enriquecimiento de uranio dentro de las fronteras iraníes y el tratamiento que debe darse al reactor nuclear de Arak, localizado al oeste del país, han sido los dos últimos temas más controvertidos de esta ronda de negociación.

El primero está prácticamente cerrado porque el texto que se negocia no apunta a negar a Irán la posibilidad de continuar con el enriquecimiento de uranio -un derecho, desde la perspectiva de Teherán-, sino a poner bajo estricto control este tipo de actividades.

Los negociadores del grupo conocido como G5+1 (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, China y Alemania) han señalado, cubiertos por el anonimato, que lo que ha sido posible negociar con el Gobierno iraní tenía que ver con el nivel de enriquecimiento permitido, la vigilancia de las reservas con las que cuenta, así como de los sitios de producción.

Al haber conseguido enriquecer uranio a un nivel del 20 por ciento, Irán posee y controla la capacidad tecnológica para ir hasta el 90 por ciento en un tiempo relativamente corto, si lo desea, y que sólo podría interesarle si desea hacerse con la bomba nuclear.

Esta noche, el único punto clave que quedaba abierto era el referido al reactor nuclear de Arak, una planta que está en construcción desde hace varios años y que las autoridades de Irán afirman que tiene por objetivo producir radioisótopos médicos y generar unos 40 megavatios de energía.

Sin embargo, un producto derivado de estas actividades será el plutonio, un elemento que puede ser igualmente utilizado con fines militares, para la fabricación de una bomba nuclear, en reemplazo del uranio enriquecido.

La posición más dura a este respecto ha sido la planteada por Francia, que exigía que se pusiera alto de forma definitiva a los trabajos de construcción, mientras que el resto de países consideraba suficiente obtener de Irán el compromiso de que no la pondría a funcionar hasta que no se pudiesen implementar mecanismos de vigilancia externos.

El principal desafío ahora es trasladar a un lenguaje diplomático y aceptable para todas las partes que Irán tiene, en los hechos, derecho a enriquecer uranio, aunque a un nivel máximo que estaría alrededor del 5 por ciento y que puede seguir construyendo un reactor que produzca plutonio.

La contrapartida es que Teherán deberá consentir un reforzamiento de las inspecciones por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en base a un protocolo adicional que sería un anexo del acuerdo a ser presentado este fin de semana.

De este acuerdo, Irán obtendría claros beneficios económicos, pues revertiría parcialmente -aunque todavía en pequeña proporción- los efectos de las sanciones que le imponen desde hace algunos años EEUU y la Unión Europea.

El impacto de éstas ha sido muy duro para Irán, pues le han hecho perder 120,000 millones de dólares desde la entrada en vigor únicamente de las sanciones estadounidenses, lo que a su vez ha sido en parte la razón de la caída del 5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2012 y de la pérdida de valor de la moneda nacional en un 60 por ciento respecto al dólar desde 2011.

EEUU ha dicho oficialmente que la intención es, por el momento, ablandar las sanciones por un valor de entre 6,000 y 7,000 millones de dólares.

Internacionales Irán negociación Nuclear archivo

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