Everth Cabrera es uno de los corredores más rápidos de las Grandes Ligas y tiene un cañón por brazo, también ha evolucionado su bateo y su defensa a ratos parece de fantasía, pero ninguna de todas estas cualidades supera su mentalidad positiva y la confianza en él mismo.
Cabrera llegó ayer al país y conversó frente a frente con los medios nacionales por primera vez desde su suspensión de 50 juegos por el uso de sustancias prohibidas, que en lugar de abatirlo, lo han convertido en alguien más fuerte.
El nica va a su segundo año de arbitraje y se dice que en el 2014 su salario superará los dos millones de dólares. “Mi velocidad está impresionante y la voy a seguir mejorando”, aseguró.
Sobre un posible cambio de equipo, dijo: “Sé que soy material de interés para otros equipos, pero no me gustaría moverme de San Diego, ya que la fanaticada me ha tratado muy bien”.
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“Ya pagué mi error”, dice con convicción. “Las Grandes Ligas me lo hicieron pagar castigándome 50 juegos y yo saldé la cuenta a mi manera, entrenando duro los últimos dos meses. Esta experiencia me hizo recapacitar mucho. Fue un error del que he aprendido y ha puesto mi mentalidad más fuerte”, señala el primer bateador nica de la historia que consiguió un llamado al Juego de las Estrellas.
El nandaimeño asegura que viene de vacaciones, aunque sin descuidar sus entrenamientos.
NO JUGARÁ AQUÍ
“No tengo planes de jugar aquí, ni en alguna liga del Caribe. Quizá necesite jugar un poco por el tiempo de inactividad, pero no quiero arriesgarme a una lesión. Aceptaría jugar algún partido en el cual se recauden fondos para alguna obra benéfica o algo así”, dejó claro el torpedero titular de San Diego.
Cabrera tiene planes de realizar obras benéficas y se percibe que espera ser respaldado por el Gobierno de Nicaragua para poner en marcha sus proyectos.
“Voy a tratar de hacer obras sociales con niños y también voy a aconsejarlos para que no caigan en errores como el que yo cometí. Estoy listo para continuar en la batalla sin mirar atrás”, puntualizó este optimista de toda la vida.
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