Vladimir Vásquez
En los años ochenta, el proyecto fue descartado por la guerra que afectaba Nicaragua.
Posteriormente, cuando el proyecto volvió a ser mencionado en el año 2006, los pobladores de Paiwas realizaron protestas para que no se llevara a cabo la obra, pues en ese entonces decían que afectaría una gran cantidad de tierras cultivables.
También el presidente del INE pidió en aquel entonces que se revisara bien el proyecto para determinar su viabilidad, pues el costo de la energía podía ser demasiado caro para la comercialización.
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Uno de los proyectos del plan de contingencia del Gobierno que ocuparía el lugar de Tumarín, si no llegara a concretarse el proyecto hidroeléctrico, es Copalar, cuyo antecesor, un megaproyecto que generaría 350 megavatios de energía eléctrica, no se realizó.
El Copalar “pequeño”, como le llama el ministro de Energía y Minas, Emilio Rappaccioli, generaría 150 megavatios de energía y requeriría una inversión aproximada de 212.9 millones de dólares.
El proyecto estaría ubicado a 35 kilómetros del poblado de Río Blanco, en la Región Autónoma Atlántico Norte, según información del Ministerio de Energía y Minas.
“La inundación afectará a unas 3,800 personas. La población de Bocana de Paiwas, a pesar de que no sería inundada, la cercanía a las aguas del embalse amerita un estudio para evaluar la afectación de enfermedades derivadas de estas aguas”, indica un documento del MEM sobre el proyecto.
Se tendrían que inundar unos 60 kilómetros cuadrados de tierra y, según el documento, todavía no se tienen mayores registros de la flora y fauna del lugar, pero destacan que hay “una pobre biodiversidad”.
Copalar tendría una presa con una altura de 70 metros y también se contempla la construcción de unos cuatro kilómetros de carretera para facilitar el acceso hasta el proyecto hidroeléctrico.
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