Los abucheos que recibieron al presidente Jacob Zuma ayer durante la ceremonia en homenaje a “Madiba” reflejan la desilusión de los sudafricanos, 19 años después de las grandes esperanzas que nacieron cuando Nelson Mandela se convirtió en el primer presidente negro del país.
El Congreso Nacional Africano (ANC), partido en el poder desde 1994, sigue siendo la principal fuerza política del país y todos los analistas le auguran una amplia victoria en las elecciones generales del próximo mes de abril. Pero la incapacidad para superar los principales desafíos posteriores al apartheid —en los sectores de empleo, educación y vivienda principalmente— y varios casos de corrupción y abuso de poder mermaron el crédito del “partido de la liberación”.
El secretario de Estado de EE. UU., John Kerry, restó importancia al apretón de manos y subrayó que cree que el líder cubano no respeta los derechos básicos en su país.
Por otra parte, el presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo ayer que el mejor homenaje que Obama puede hacer a Mandela es “sacarle de la lista de terroristas” de ese país, documento del que el expresidente sudafricano fue retirado hace cinco años por el entonces presidente George W. Bush.
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“No le escucho. Debería pensar en nosotros, aquí. Estamos hartos de los impuestos que aumentan, de los peajes en las carreteras, de los precios de la comida que suben, mientras que la mayoría de nosotros no tenemos trabajo. La gente dice que Zuma es corrupto”, dice Themba Nkunzana, de 39 años y antiguo miembro de la ANC, que abandonó el partido cuando el presidente asumió el poder. Jacob Zuma “cogió 200 millones de las cajas del Estado para su residencia”, asegura.
El tema de la residencia privada del mandatario, renovada a costa del Estado por más de 200 millones de rands (14 millones de euros), fue un escándalo y perjudicó la imagen personal de Zuma, presidente de un país donde millones de personas todavía viven en sórdidos barrios de chabolas sin agua ni electricidad.
“Nuestro presidente actual saca partido, junto con su familia, mientras que Madiba (Nelson Mandela) trabajaba para el pueblo”, asegura Shadreck Monnakgotla. “Es por este escándalo, gasta el dinero para construir casas para todas sus mujeres”, dijo Ella Mokone, de 53 años, refiriéndose a la poligamia del presidente que actualmente tiene cuatro esposas.
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