Con medio siglo de experiencia, Irene López es una institución en el folclor nicaragüense. Posee dos chocoyos que bailan el Güegüense, admira a los perros y asegura que a nada le tiene miedo.
¿Cuál es su recuerdo más bonito de niña?
Salir a jugar en la calle. Me encantaba.
¿Qué juguete recuerda?
Una muñeca sentada en su carrito.
¿A qué edad tuvo su primer novio?
A los 13 años.
¿Cuál es su fobia?
No tengo miedo a nada. Soy aventada.
¿Qué la molesta?
La gente hipócrita.
¿El pecado que más comete?
Bailar no es pecado, así que no tengo ningún pecado.
Entonces se irá al cielo…
Esperemos que sí.
¿A quién admira?
A las mujeres que son aventadas, a los hombres que son buenos padres. Y hasta a los perros, por su fidelidad.
Entonces le gustan las mascotas…
Sí. Tengo cuatro. Dos chocoyos y dos perros.
Pero no bailan folclor…
¡Decís vos! Los chocoyos bailan el Güegüence.
¿Con qué aparato electrónico siente que no puede estar?
Ninguno es indispensable, pero doy gracias a Dios por el microondas y la lavadora.
¿Sabe preparar su comida favorita?
¡Claro! Me gusta el vaho y me queda delicioso.
Si pudiera pedir un deseo, ¿cuál sería?
Mmmmm… Necesito un carro ahorita (ríe).
Si solo tuviera 24 horas de vida, ¿qué haría?
Bailaría todo el día.
¿Con quién le gustaría volver a compartir un momento?
Con mi papá. Fuimos grandes amigos.
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