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El sueco Niclas Elving. LA PRENSA/L. GUTIÉRREZ

Una aventura

Niclas Elving no participa en muchas conversaciones entre sus compañeros del Walter Ferreti. En los entrenamientos se mantiene alejado, pero enfocado a las instrucciones que realiza Florencio Leiva. Su piel pálida opacada por el frío está sintiendo el cambio de lo soleado que es Nicaragua, el país donde vive una nueva aventura.

Niclas Elving no participa en muchas conversaciones entre sus compañeros del Walter Ferreti. En los entrenamientos se mantiene alejado, pero enfocado a las instrucciones que realiza Florencio Leiva. Su piel pálida opacada por el frío está sintiendo el cambio de lo soleado que es Nicaragua, el país donde vive una nueva aventura.

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Luego de una agotadora sesión de entrenamiento de cuatro horas en el Estadio Nacional de Futbol, Niclas Elving siente que lo ha dado todo para estar en el campo en la próxima fecha contra el Real Madriz.

El muchacho fanático del Barcelona, quien llegó a Nicaragua producto de la casualidad del destino, quiere jugar como su ídolo de niño Ronaldinho, mejorar su español, disfrutar su estadía y ayudar al Walter Ferreti.

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Elving tiene un estilo despojado, se acopla fácilmente al ritmo de juego y su visión es amplia.

La pierna izquierda es el gatillo que enfoca con la vista a la espera del momento indicado para lanzar el proyectil que no es potente, pero sí con mucha precisión.

El sueco de 28 años llegó a la cima de su carrera futbolística hace dos años, cuando jugó en la Primera División para Orgryte IS en Suecia.

De Nicaragua no sabía prácticamente nada. “Solo me daba cuenta de que este país nunca había ido a una Copa del Mundo”, esa era la referencia que el nuevo extranjero manejaba, pero fue la nación escogida para realizar su tesis sobre turismo de la Universidad de Gotemburgo.

“En esta liga el futbol es físico”, indicó Elving, quien tiene un mes de entrenar con el Walter Ferreti y está alcanzando óptimas condiciones para su debut, debido que aún se encuentra a la espera del pase internacional que autorice su estadía en el club capitalino.

“En algunos estadios donde hemos entrenado es difícil mantener la pelota, porque está desnivelado el terreno”, dijo el sueco.

Luego de una agotadora sesión de entrenamiento de cuatro horas en el Estadio Nacional de Futbol, Niclas Elving siente que lo ha dado todo para estar en el campo en la próxima fecha contra el Real Madriz. El muchacho fanático del Barcelona, quien llegó a Nicaragua producto de la casualidad del destino, quiere jugar como su ídolo de niño Ronaldinho, mejorar su español, disfrutar su estadía y ayudar al Walter Ferreti.

Deportes Niclas Elving Walter Ferreti archivo

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