Cristina Cubero (*)
Cerrar la agenda profesional del 2013 abre el espacio a la reflexión, para hacer un balance y preguntar: ¿Profesionalmente logramos nuestras metas? ¿Estamos dónde nos propusimos al inicio del año?
Las compañías exitosas planifican y articulan sus acciones para generar valor, de igual manera las personas podemos prepararnos estratégicamente para construir y aumentar nuestro “valor profesional” o simplemente depreciarnos en el día a día del trabajo.
Es peligrosa la sensación de avance cuando en el año se cierran proyectos que consumen energía y nos abruman, pero que no aportan al crecimiento ni a nuestro valor. Pensemos en el 2013, ¿Nos enfocamos en las metas o perdimos nuestra ruta crítica? ¿Nos depreciamos o aumentamos nuestro valor? ¿Logramos nuestros sueños o nos quedamos en una expresión de deseo?
La fuerza de esta introspección no debe paralizarnos, debe impulsar la acción y para ello existen cuatro pasos importantes a seguir:
¿Dónde estamos hoy? Generemos un estado financiero, calculemos el valor real de nuestros activos al cierre 2013: conocimientos, experiencia y actitud. También, nuestros pasivos y patrimonio: los recursos y espacios propios o externos para mejorar y crecer. Entender nuestras capacidades actuales y potenciales, nos permitirá construir sobre expectativas reales.
¿Dónde quiero estar? Es el faro que orienta la acción, el tiempo y la energía. ¿Dónde quiero estar en diciembre 2014? ¿Cómo quiero verme profesionalmente? ¿Qué quiero estar haciendo y dónde? ¿Cuánto más valor voy a tener? Es importante escribir estas metas y repasar: ¿Está alineado con mi meta o me deprecia?
¿Qué necesito para llegar? ¿Estudios complementarios? ¿Nuevos proyectos? ¿Diversificar competencias? ¿Girar nuestro foco de trabajo? Un plan estático indica que no se avanza por un buen camino. Examinemos si nuestras “inversiones” para alcanzar las metas fueron óptimas o si acumulamos conocimientos y experiencia sin un foco estratégico. Pensemos ¿perdimos el rumbo? Deténgase y oriente su desarrollo.
¿Cómo lograré llegar? Establezca su ruta crítica, coloque metas de corto plazo en el camino y evalúe resultados. Revise sus fórmulas. ¿Los esfuerzos realizados? ¿Fueron los adecuados, realistas? ¿Se deben reorientar? Finalmente, al igual que un deportista de alto rendimiento, siga su ruta crítica como si fuese un plan de entrenamiento, donde cada segundo y cada acción cuenta para llegar en el tiempo planeado a la meta.
Inicie la gestión gerencial de su valor durante el 2014, le dará las mejores utilidades.
(*)Gerente de Consultoría. Deloitte
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