Suiza/AP
Las conversaciones de paz que buscan terminar con la guerra civil en Siria tuvieron un inicio complicado ayer debido a las posiciones encontradas respecto al futuro del presidente Bashar Al Asad, que amenazan con colapsar las negociaciones.
La disputa sobre el papel de Asad fue un mal augurio para la conferencia internacional de paz que busca elaborar un plan de transición y preparar una elección democrática para esa nación de Medio Oriente asolada por una guerra, desde marzo de 2011, que ha causado la muerte de 130,000 personas y ha desplazado a millones de sus hogares.
El miércoles insistió en que cualquier discusión sobre la permanencia de Bashar Al Asad en el poder significaría el fin de las negociaciones.
En los próximos días se verá la capacidad de EE.UU., y Rusia de influir en la oposición y el gobierno sirio, respectivamente, a través de asesores que pondrán a disposición de las delegaciones sirias para evitar que las conversaciones se interrumpan por cuestiones que pueden resolverse.
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Apenas unas horas de iniciadas las conversaciones en la ciudad suiza de Montreux, la delegación que representa a Asad y la Coalición Nacional Siria parecían estar más alejadas que nunca y ambas dijeron ser la voz del pueblo sirio.
BAN KI-MOON NO ESPERA AVANCES INMEDIATOS
“No esperamos avances inmediatos, nadie minimiza las dificultades”, expresó el secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon a la prensa al final de la sesión que duró todo el día. “El pueblo sirio busca desesperadamente el alivio de la pesadilla en la que están atrapados”
Un mediador de la ONU se reunió el miércoles por separado con ambas partes para tratar de acordar una reunión cara a cara el viernes entre representantes del gobierno y la oposición.
Estados Unidos y la oposición siria abrieron la conferencia diciendo que el presidente, Bashar al Asad, perdió su legitimidad cuando aplastó a un movimiento inicialmente pacífico.
“Verdaderamente necesitamos poner atención a la realidad”, sostuvo el secretario de Estado norteamericano John Kerry. “No hay forma de que el hombre que ha respondido en forma brutal a su pueblo recupere la legitimidad necesaria para gobernar. Un hombre y quienes lo han apoyado no pueden mantener como rehenes a toda una nación y una región”, resaltó.
ARROGANCIA SIRIA
La respuesta siria fue firme y directa. “No habrá transferencia de poder y el presidente Bashar Al Asad seguirá en el cargo”, aseguró el ministro de información sirio Omran al-Zoubi a la prensa cuando concluyeron los discursos.
El ministro del Exterior sirio Walid al-Moallem dijo que los terroristas y la intervención extranjera han desgarrado a su país; también se negó a dejar el podio aunque el secretario general de la ONU se lo pidió. “Usted vive en Nueva York, yo vivo en Siria”, manifestó con furia a Ban Ki-Moon. “Tengo el derecho de presentar la versión siria en este foro. Luego de tres años de sufrimiento este es mi derecho”.
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