Raúl Amador Somarriba
Todas las personas tenemos la habilidad de desarrollar una inteligencia financiera que nos permita generar los recursos que necesitamos y aprender a administrarlos hasta lograr la seguridad y estabilidad anhelada.
Una persona con inteligencia financiera contempla diversos aspectos importantes como la manera en que organiza sus ingresos y cubre sus gastos. Otro punto es la forma en cómo destina recursos al ahorro y la inversión sobre el excedente que produce, ya que no solo consiste en reservar un porcentaje del dinero que gana, sino en buscar mecanismos para incrementarlo.
Uno de los primeros pasos para una administración financiera inteligente es jerarquizar las necesidades en familia. La prioridad serán aquellos planes con mayor incidencia a largo plazo y que representen importancia para su bienestar y el de sus seres queridos.
Es importante reconocer y recordar que a lo largo del año estaremos expuestos a tentaciones de gastos, promociones y descuentos, por lo que es aconsejable tomarse el tiempo para determinar cuáles gastos son trascendentes y cuáles son prescindibles. Por ejemplo, salir a cenar en San Valentín puede ser algo prescindible en relación con la celebración del aniversario de bodas que puede ser trascendente. Elecciones sencillas con enfoque rentable.
Hacer una lista básica de orden de las necesidades a dar cobertura durante el año es otra recomendación importante. Priorice los gastos o inversiones en salud, tanto para algún servicio correctivo (intervención quirúrgica) o preventivo (chequeo médico) como la visita al dentista, ginecólogo u oftalmólogo. Con base en esto siempre será mejor programar un aporte mensual para cubrir este gasto que desembolsarse toda la plata de una vez.
La cancelación de deudas o su reducción debe ser otra prioridad. Una vez haya cumplido con las obligaciones mensuales (pago de servicios, colegio, alimentos) si tuviera un excedente, destínelo para esos pendientes financieros. Salir de ellos, es un descanso financiero.
En este mismo orden habrá que considerar gastos necesarios para el hogar, como obras de reparación, mantenimiento del automóvil o algún proyecto personal como el pago de estudios de posgrado o maestría.
De igual manera recuerde mantenerse informado de las oportunidades que le ayuden a optimizar sus recursos a mediano y largo plazo. Algunos analistas recomiendan ahorrar como mínimo tres a seis meses de gastos para estar cubierto en caso de despido o un accidente que le imposibilite recibir ingresos durante cierto período.
El consumo es otra habilidad que forma parte de la inteligencia financiera. Planificar los gastos no quiere decir restringirse por completo, sino orientarlos a lo que brinda satisfacción duradera. Por ejemplo, si desea realizar un viaje o adquirir un objeto de valor, destine un monto a gastar o un límite de recursos. También se recomienda asistir a las tiendas o agencia de viajes con anticipación para darse una idea de los precios y comparar entre distintos establecimientos.
En cuanto a tarjetas de crédito estas se deben usar de manera inteligente, un ejemplo es aprovechar los descuentos y promociones de pago a plazo sin intereses, con el cuidado de no excederse y adquirir lo que no es una prioridad. Aunque es en enero cuando se suele pensar en las metas del año que empieza, realice un plan financiero realista que refleje todos sus ingresos, gastos, deudas, excedentes y metas que le permita cumplirlo durante todo el año. Si su situación económica varía también deberá hacerlo en su plan, de tal forma que sea una herramienta para mejorar la administración de sus recursos y tener mayor tranquilidad.
Finalmente piense que darse gustos o permitirse un lujo de acuerdo con sus posibilidades y prioridades es permitido, aunque sin caer en conductas impulsivas. Espero estos consejos le ayuden a trabajar a favor de su estabilidad económica. Recuerde que la planificación y el orden son los mejores aliados para lograr unas finanzas personales equilibradas.
(*) Vicepresidente Invercasa Puesto de Bolsa.
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