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Fabio Gadea Mantilla

Trabajo infantil

Querida Nicaragua: En muchas ocasiones he tocado este tema corriendo el riesgo de que me critiquen ciertas organizaciones internacionales que suelen darle al tercer mundo las recetas de países desarrollados y ricos. Traen las recetas como si fuera el “Know How” de un McDonald, creyendo que las recetas de allá serán buenas aquí.

Una de las grandes preocupaciones de ellos es el trabajo infantil, la explotación de los niños. La OIT, vinculada a las Naciones Unidas acaba de publicar un informe sobre los “horrores” del trabajo infantil. Dice que uno de cada seis niños entre los 6 y 17 años trabaja.

Aquí en Nicaragua el trabajo infantil ha sido rutinario y ha dado excelentes resultados porque evita que los niños se conviertan en parias, en forajidos y en pandilleros. Y el caso de Nicaragua es el mismo de la mayoría de nuestros países.

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Si en Nicaragua trabajáramos todos, hombres de todas las edades, mujeres y niños hace rato hubiésemos salido del subdesarrollo. Y entonces sí. Teniendo un país próspero podemos tener niños que solamente estudien, lo cual es también una manera de trabajar. El trabajo es una de las más nobles virtudes del ser humano.

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Hace unos años apareció en LA PRENSA un artículo firmado por el señor John Blundell, director general del Instituto de Asuntos Económicos de Londres. Al fin alguien, una figura de relieve, habla sobre este tema en términos reales. Blundell afirma: “Viviendo en una nación rica es fácil criticar el trabajo infantil, pero si usted vive en una nación muy pobre, entonces su único activo es su propia capacidad de trabajar y la de sus hijos. El trabajo infantil fue siempre parte integral de las economías rurales. No es una invención moderna de la globalización. En la agricultura siempre se utilizó el trabajo de niños. En la medida en que las economías de Asia y América Latina se aceleran se reduce el número de niños que trabajan porque los padres al obtener mejores salarios prefieren darles a sus hijos una buena educación”.

Por mi parte siempre he sostenido que el trabajo infantil es honroso. ¿Qué prefiere usted. Un niño de la calle que se ocupa en vender chicles y caramelos y se gana en el día su propio sustento, y va al turno de la mañana a la escuela, o un niño de la calle vagando, buscando malas compañías, pensando y haciendo maldades en el vecindario? Es tan simple como eso.

Yo recuerdo que a los ocho años de edad, en mi pueblo natal, cuando salía de la escuela, me dedicaba a escoger café en los corredores de la casona de un señor cafetalero y me ganaba quince centavos para ir a ver una película de vaqueros sin pedirle dinero a mis padres. Recuerdo haber tenido tiempos muy duros siendo estudiante de secundaria y haber vendido en las calles zapatos, tónicos para el hígado, ropa y cualquier otra mercancía. Siendo adolescente le ayudaba a trabajar a mi padre. ¿Y qué daño me hizo el haber trabajado desde niño? Todo lo contrario. El trabajo me dignificó. Trabajaba y estudiaba. Me enseñó a no pedirle nada a nadie, a ganarme el pan de cada día con el sudor de mi frente como me lo he ganado hasta ahora cuando peino canas y llegué a la tercera edad. Y hay muchos hombres como yo para quienes el trabajo es la feliz y agradable rutina de todos los días, hombres que nunca dejan de trabajar porque se sienten mal holgazaneando, hombres que madrugan y que han aprendido a ilusionarse con las cosas simples de la vida: la madrugada, el canto de los gallos, la salida del sol, el murmullo de la lluvia sobre las hojas, y claro, el trabajo diario que aprendieron desde niños.

Yo me río de los técnicos que viven criticando el trabajo infantil. Si en Nicaragua trabajáramos todos, hombres de todas las edades, mujeres y niños hace rato hubiésemos salido del subdesarrollo. Y entonces sí. Teniendo un país próspero podemos tener niños que solamente estudien, lo cual es también una manera de trabajar. El trabajo es una de las más nobles virtudes del ser humano.

El autor es gerente de Radio Corporación. Excandidato a la Presidencia de la República en 2011.

COMENTARIOS

  1. manny desde francia
    Hace 10 años

    Hola Don fabio buen punto,y tiene toda la razon,en todos sus argumentos,saludos des francia.

  2. GRAS
    Hace 10 años

    Lo que usted menciona es relativo. Es bueno cuando un menor trabaja bajo la supervision de sus padres, eso lo ayuda a tener disciplina y saber que con trabajo duro se pueden alcanzar nuestras metas. No estoy de acuerdo con que un niño ande vendiendo chicles en las calles o lustrando, se exponen a abusos de depredadores sexuales, humillaciones de los mas grandes y a una influencia que fomenta antivalores, delicuencia, alcoholismo y drogadiccion. La epoca que vivimos no es la misma de su juventud

  3. Silvio
    Hace 10 años

    Muchas gracias por su lumbrera, sr. Gadea. Voy a tener 10 hijos para mandarlos a trabajar y así no me preocupo yo de trabajar.

  4. Sonia Sevilla
    Hace 10 años

    El problema mi querido señor es que la mayoría de los niños trabajadores no van a la escuela y tenemos entonces futuros jóvenes y adultos sin preparación para ejercer un trabajo decento por lo que proliferan el trabajo informal en Nicaragua y esto es el ciclo de la pobreza, le invito a informarse mas sobre este tema para que no justifique la explotación de niños y niñas que trabajan en los semaforos de 8 a 12 horas diarias…

  5. DR. DIEGO DANIEL GADEA AVILÉS
    Hace 10 años

    Hombré… es una pena que ciertas personas NO SEPAN LEER. Es increíble que un ciudadano que se “atreva” a comentar un artículo de lujo, ni siquiera intente un pequeño ejercicio de “comprensión” de la lectura, pensando con el hígado, eludiendo el trabajo intelectual que al cerebro le corresponde, y lo peor… políticos de medio pelo tratando de igualarse a un intelectual como mi tío Fabio Gadea Mantilla. Pero en fin… así es la democracia, en donde se tiene el derecho de hasta equivocar

  6. Noa
    Hace 10 años

    estoy de acuerdo con Don Fabio! Yo trabaje de pequeno y me hizo responsable. Hoy en dia, esta generacion da pena. esconden su responsabilidad detras de ideales comunistas que no les gusta trabajar. solo les gusta recibir dinero.

  7. nicasio
    Hace 10 años

    Vamos en progreso. El curso de chicles, nos abre las puertas para tomar el curso de los cafetales en Costa Rica.

  8. hijo indignado
    Hace 10 años

    Hay que trabajar como buey para mantener a los padres. La educacion no es necesaria.

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