Por Oscar González Morales
La fama lo alcanzó en la década de 1980, cuando el gobierno de Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), pero en especial Rosario Murillo, lo utilizó para entretener al pueblo y en algunos casos, para intentar prever su futuro.
Con una vestimenta estrafalaria, artilugios como la esfera de cristal y la astucia que no puede ser discutida, Donald Casco se ganó el mote de “El mago de la revolución”, el que aún hoy en día le persigue, aunque dice que es parte de un pasado del que se arrepiente.
Y ese arrepentimiento se lo debe a su fe cristiana, la que asegura le ha ayudado a cambiar, aunque más que eso, a volver a ser el hombre que fue en su juventud.
Fue en sus primeros años que conoció el arte de pintar, el que le ha vuelto a enamorar y ahora le genera algunos ingresos.
Y aunque está muy lejos de las ganancias que tuvo cuando era la estrella de un programa de televisión en el que predecía el futuro, cuando la gente debía pagar un buen precio para que le leyera las manos o las cartas, asegura que no se ha dejado tentar por la propuesta del Gobierno de regresar a esta vida, ya que no está dispuesto a apoyar su ilegitimidad, que para él, también es un pecado.
PINTOR, PASADO Y PRESENTE
Los cuadros de Donald Casco ocupan por completo el pequeño espacio de un nueva galería ubicada en el Reparto San Juan de Managua, donde aguardan a ser comprados.
Y es este el escenario que él ha creído el adecuado para recibirnos, y no en el pequeño apartamento de un barrio cercano a la Universidad Centroamericana (UCA) donde reside, pues en él se encuentra, él dice, su ser: el pintor.
Las guanábanas, los mangos y las piñas, son los modelos que inspiran a este pintor, como lo hicieron en los años de la década de 1970, cuando era un adolescente que vivía apacible en su natal Matagalpa.
“Mi especialidad son los retratos y las frutas”. Hace una pausa para posar a la cámara, mostrar sus ojos —ocultos entre el azul de unos lentes de contacto— y su amplia sonrisa. “El arte es algo que te nace”.
Dice que un concurso de pintura que ganó en su adolescencia fue el que le motivó a dedicarse a este arte, aunque poco después tomó un rumbo muy distinto.
Además de su trabajo como artista, dedica buena parte de su tiempo a la fe y a la religión evangélica que profesa, de la que cuenta ya era parte desde niño.
PASADO PECAMINOSO
A finales de la década de 1970, Donald Casco descubrió dos facetas nuevas en su vida: que podía prever acontecimientos y que era homosexual.
La segunda, según cuenta, la descubrió en un viaje a los Estados Unidos y le ayudó a conseguir ciertas ventajas, incluso mientras hacía su Servicio Militar Patriótico. “Me sentaba a la mesa con los oficiales, así al menos comía bien”, cuenta entre risas.
Pero ahora son estos pasajes los que le causan gran arrepentimiento, aunque no se muestra temeroso por la posibilidad de la condenación de su alma.
—¿Usted no es homosexual entonces?
—Yo fui homosexual, pero ya no lo soy, porque la Biblia habla claro de eso. Mucha gente se puede molestar conmigo por lo que digo, pero la verdad es que eso te lleva a condenarte.
Desde joven, asegura este hombre, tuvo el don de ver situaciones que aún no ocurrían y cuenta que como muchos chavalos fue curioso y atrevido, hasta el punto de introducirse al mundo de lo oscuro.
“Una señora de mi pueblo me dio un anillo y me dijo que iba a ser famoso. A los tres días murió”, relata.
Fue así que dice heredó sus dones y en esos días ganó un concurso de pintura, ya cuando según él dividía su tiempo entre Matagalpa y Managua.
Por sus cuadros fue invitado al estatal Canal 6, pero su ya iniciada fama de lector de manos y las cartas fue lo que más llamó la atención, y muy rápidamente fue escalando hasta las más altas esferas del sandinismo.
“Yo era muy cercano a doña Rosario. Ella antes de la elecciones de 1990 me preguntó si seguiría en el poder y yo le dije que iba a caer”, recuerda el llamado pitoniso.
Pero en aquellos días, en los medios sandinistas que siempre le consultaban ante la cercanía de momentos importantes y con cada cambio de año, la predicción de Casco fue que Daniel Ortega ganaría las elecciones.
“Yo les dije que perdería, pero Bayardo Arce dijo que no, que eso no podía decirse y cambiaron mi predicción”, dice el adivino.
Su trabajo esotérico es el otro pecado, del que asegura estar arrepentido.
TODO CAMBIÓ
El gobierno sandinista fue castigado en las urnas, pero Donald Casco logró continuar con su negocio de esoterismo, aún era consultado por algunos medios de comunicación para saber qué deparaba en Año Nuevo y además incursionaba en otros negocios.
Pero el cambio llegó de golpe y uno fuerte: el fallecimiento de su mamá.
Mucho antes de morir, Donald había cedido ante la petición de su madre, que le hizo prometer que no dejaría este mundo con el tipo de vida que llevaba.
Fue así, que llegado el momento de la partida de la mujer que lo trajo al mundo, que decidió dejar a un lado su forma de vivir y volver a sus orígenes. “De joven yo era un santo, ya era evangélico. Ni siquiera iba al cine porque pensaba que era pecaminoso”, cuenta Casco.
Y aunque ya no practica el esoterismo, que dice estudió con los mejores brujos del mundo, asegura que todo fue real, que como existe el bien lo hace el mal.
Pero sus risas son incontenibles cuando recuerda sus frenéticas vivencias, no parece avergonzado y hasta se muestra como una persona que ya recibió el perdón divino.
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