Emilio Álvarez Montalván
Con ese título provocador, que despierta la curiosidad del lector por que avizora un cambio de régimen, el politólogo nica-canadiense, profesor Andrés Pérez Baltodano, presenta su última obra que generosamente me dedica.
El contenido de la obra recoge un intercambio de opiniones sobre la situación política de Nicaragua, que denomina generación del siglo XXI, que sostuvo durante un año con un grupo de sesenta universitarios de la UCA. Utilizó para ello blogs que recogían las opiniones de los estudiantes y los comentarios del profesor en la revista Confidencial. Lo novedoso de este conversatorio a través de Internet, es que no se ocupa del pasado y ni siquiera del presente del estado de la política nicaragüense, sino que escudriña el futuro interrogando a un sector de la nueva generación.
Como es de esperar el material es heterogéneo, al punto de dividirse en cinco sectores que incluye simpatizantes o adversarios del FSLN sea por razones o por sentimientos.
El quinto, que es el más numeroso, prefiere alejarse del maniqueísmo presente en Nicaragua, para explorar alternativas. Sin embargo, si bien contiene interesantes análisis y críticas el tono general de los encuestados no revela entusiasmo por el tema. Más bien refleja conformismo con el statu quo, no por satisfecho sino por desilusionados de la clase política nicaragüense. La apatía puede aplicarse por el temor a represalias, la posibilidad de un escalamiento a la protesta que conduzca de nuevo a la guerra; el sopor inducido por el populismo, desconfianza de la clase política que no logra interrumpir el círculo vicioso de la dictadura —guerra civil—; las consecuencias de un populismo dedicado a tranquilizar al sector universitario con becas, bonos y otras regalías.
Yo hubiera esperado una actitud más participativa como ha sido la tradición en la juventud universitaria. Apenas menciona como reemplazo a un vago socialismo que no define, pues lo hay con y sin libertad. Por otra parte la alternativa de un diálogo nacional para recuperar el tiempo perdido los entrevistados lo eliminan con toda razón porque tenemos un Gobierno absolutista que no tiene interés y necesidad en negociar con una disidencia en permanente guerrilla interna.
Lo único que pudiera ofrecer el Gobierno a la oposición son puestos burocráticos, que si se desempeñan con titulares satisfechos contribuye al adormecimiento de los líderes opositores. Este estereotipo clásico de la oposición colaboracionista podría cambiarse con una actitud beligerante de los nominados.
A pesar de los estímulos del profesor Pérez Baltodano, para despertar a sus alumnos aletargados, no lo consigue. Esta obra es un esfuerzo pionero por darle a la juventud nicaragüense el protagonismo que merece y que históricamente ha desempeñado.
Lo que sí es evidente, es que el actor de la obra sigue siendo un prestigiado referente acerca de la política nicaragüense que él sigue desde lejos de su patria añorando verlas en mejores condiciones.
En resumen los nicaragüenses contemporáneos que rechazan tanto a la dictadura como la guerra no hemos podido iniciar una estrategia que esté por encima de las dos anteriores y de las trampas del colaboracionismo alcahueta. Ese proceso creativo corresponde darlo a la oposición. El autor es miembro de las academias de la lengua y de geografía e historia.
