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Juan Carlos Ramírez espera recuperarse pronto para estar nuevamente en acción, posiblemente en Triple A. LA PRENSA/ JORGE TORRES

El reto de Ramírez

El lanzador de los Indios de Cleveland, Juan Carlos Ramírez, estaba asustado, rememoró lo sucedido cuatro años atrás cuando un hueso extra en el fémur le destruyó la cadera. Esta vez creyó que su pulgar fracturado hace dos semanas, al recibir un tiro cubriendo la primera almohadilla, no se recuperaría. Ahora está calmado. Mañana se va del país y más que descansar en su tierra, visitó a viejas amistades, familiares y estuvo en el partido de futbol entre Real Estelí y Walter Ferreti.

El lanzador de los Indios de Cleveland, Juan Carlos Ramírez, estaba asustado, rememoró lo sucedido cuatro años atrás cuando un hueso extra en el fémur le destruyó la cadera. Esta vez creyó que su pulgar fracturado hace dos semanas, al recibir un tiro cubriendo la primera almohadilla, no se recuperaría. Ahora está calmado. Mañana se va del país y más que descansar en su tierra, visitó a viejas amistades, familiares y estuvo en el partido de futbol entre Real Estelí y Walter Ferreti.

 

“Yo le pregunté a un amigo que le hicieron la misma operación que a mí, y me dijo que también a él lo mandaron a su casa por un rato para que se recuperara, no me gusta estar solo, y ver a mi mamá siempre es una gran bendición”, indica Ramírez.

 

¿Cuál considerás que ha sido la lesión más difícil de superar en tu carrera, la cadera o esta?

 

Las dos, solo que llegan en momentos distintos, porque la de la cadera fue terminando la temporada, y esta es iniciando, es la primera vez que inicio lesionado una campaña. Pero la verdad es que en la primera sentí que estaba muy mal, estaba solo, mi mamá no pudo estar ahí, solo mi novia me ayudó. Esta es más corta, vine a Nicaragua y me está cuidando mi madre; sin embargo, en las dos he sufrido.

 

En el momento, las únicas declaraciones que das a la página de la MLB es: “ Me lesioné tocando a un corredor de los White Sox. ¿Qué pasó realmente?

 

Fue algo sencillo, ni yo me lo creí porque tocar a un corredor lo hace cualquiera, lo que pasa es que me giré muy rápido y chocamos. Hablando con el doctor, me explicó que soy del tipo de persona que no tengo mucha elasticidad, por eso están tensos todo el tiempo mis músculos y huesos.

 

¿Cómo fue el roletazo?

 

Fue un baun alto y salí a cogerlo y me bañó. Seguí mi marcha y me percato que lo toma el primera base, me lo tira, sintiendo que no toco la almohadilla, y me giro para tocar al corredor. Entonces en ese momento golpeo con él.

 

¿Sos atendido de inmediato y te sacan del juego?

 

No, yo seguí lanzando porque ya solo me faltaba un out para que terminara el séptimo episodio. Sentí que tenía el dedo inflamado, pero como no era mi brazo de lanzar creí que podía, además la competencia es fuerte y tenía que rendir; no obstante, cuando el cácher me tiraba la pelota, me golpeaba. Saqué el out y hablé con mi coach.

 

¿Esperabas que fuera una fractura?

 

No, aunque lo tenía bien inflamado. Ahí no más entré a rayos x, me mostraron la fractura, gracias a Dios me lesioné en el momento indicado. El doctor Graham venía de camino al complejo y me observó, y me mandó a hacer una resonancia magnética para ver cómo estaba mi ligamento, me puse hielo cada dos horas porque me dolía mucho y tomaba pastillas. Al día siguiente, la quebradura no dejaba ver cómo estaba el ligamento y fue cuando los entrenadores decidieron que era lo mejor una cirugía.

 

En 2010, cuando ocurrió tu operación en la cadera, dijiste que le tenías horror a los quirófanos, ¿regresaron esos temores?

 

No me gustan las agujas, ni dormirme en un hospital, ni que me inyecten anestesia, tenía miedo, pero consciente de que no es mi brazo de lanzar. Si tengo un dedo de palo, de hierro no me importa, siempre y cuando mi brazo de lanzar esté bien. Esta vez la cirugía solo duró hora y media.

 

De Seattle a Filadelfia y luego Cleveland. ¿Crees que el cambio pueda afectarte?

 

Es como el primer día de clases, nuevos amigos, nuevo uniforme, estrenás casillero, pero el beisbol es el mismo. Así que solo es acostumbrarse al nuevo ambiente.

 

¿Había mucha incertidumbre sobre tu futuro tras terminar tu contrato con Filadelfia?

 

Son cosas que no se manejan en el periodismo, pero una vez que estuve libre, al instante comenzaron a llegar las solicitudes. Mi agente me dijo que teníamos siete solicitudes de distintas organizaciones tales como: Filadelfia, Cleveland, Boston, Piratas y los demás no los recuerdo.

 

¿Y por qué con Cleveland?

 

Filadelfia y Cleveland fueron sus propios gerentes quienes me hablaron. Que te llamen y te digan que te han seguido por un tiempo es buena señal. Además el gerente de los Indios me dijo que se habían ido cuatro relevistas y que no pensaban contratar a ningún súper estrella, me gustó eso.

 

¿No estabas cómodo con los Filis?

 

Claro que sí me trataban bien, pero ya ahí había tenido la oportunidad y pues consideramos que Cleveland era el equipo más adecuado.

 

¿Podías hacer el equipo grande si no fuera por la lesión?

 

Soy optimista, pero para decirte la verdad, la competencia estaba dura, bien reñida, eran treinta chavalos buscando el cupo, ahí nadie estaba seguro. Me llevé esa imagen de lucha, que todos queremos, y en algún momento estaremos arriba.

 

¿Por qué utilizás el número 66?

 

Fue el número que me eligieron cuando me pusieron en el roster de cuarenta y así quedé, pero todavía recuerdo las palabras del presidente del clubhouse: “Si quieren cambiar su número, pueden hacerlo el primer día, pero para qué cambiarlo si ustedes pueden hacerlo famoso”, y me dije que yo quiero hacerlo reconocido.

 

¿Cuál fue tu última plática con el mánager Terry Francona?

 

Me dijo que no sabía si iba a hacer el equipo, pero me motivó, expresándome que lo único que me indicaría es que me iba a dar una oportunidad de pichar. Después de la lesión, hablé con él y aseguró que le gustó lo que vio. “Saludable, fuerte y competitivo es lo que busco en el talento joven”. Fueron sus palabras.

 

Al estar en ese nivel siendo un joven, ¿pensás que podés dar el paso y establecerte?

 

Hay muchas historias en las Ligas Mayores, y peloteros que se establecen, tengo la salud, las ganas, tiro duro. Lo único que me falta es consistencia. Soy un pícher de Grandes Ligas.

 

Luego de tu recuperación ¿A qué categoría regresarás?

 

Después del proceso de preparación será otro spring training, debido a que tengo que volver a correr, hacer bullpen, y en lo que pase eso depende dónde me manden, la meta será llegar a Triple A primero.

 

El reto principal es llegar a la cima pero, ¿cuáles son tus retos próximos?

 

Yo sigo mucho a Wilton López y me gustaría ser un lanzador como él, consistente en sus relevos y estar ahí siempre, quiero ser un relevista que esté disponible para tener muchos holds y ser el que más relevos tenga en mi equipo.

 

Se conoce que sos muy amigo de Everth Cabrera, ¿cómo inició su amistad?

 

Desde que jugaba con el Bóer nos mirábamos, jugamos en la misma Liga, asimismo tenemos casi la misma historia, nuestra mamá nos crió nuestro padre nunca estuvo con nosotros, nos identificamos. Cada vez que nos vemos, hablamos.

 

Al estar en ese nivel te convertiste en una figura, ¿te sentís como tal?

 

No lo tomo así, soy igual que todo el mundo, que trabajo fuerte por estar donde estoy, me gusta que voy a un lado y te reconocen, pero no soy una figura, yo hablo con quien sea y a donde sea. Trato de que nada de eso se me vaya a la mente, así como puedo estar arriba, puedo estar abajo. Hasta el momento tengo los pies en la tierra.

 

 

 

 

 

 

Deportes Ramírez reto archivo

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