14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

LA PRENSA/THINKSTOCKPHOTO

Ideas prácticas

Hace mucho, mucho tiempo, en las farmacias se vendía una especie de leche estropeada que algunos médicos recomendaban a determinados pacientes. La tal leche se llamaba yogur, y era muy poco conocida en los países occidentales, en los que, desde luego, no había yogur en los supermercados, donde había supermercados.

[doap_box title=”Carne con champiñones” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Corten una libra de lomo de buey magro en tiras de 5×1 centímetros. Pelen y corten una cebolla, y piquen dos tomates maduros medianos, sin piel ni semillas. En una sartén de fondo grueso, calienten dos cucharadas de aceite.

Rehoguen la cebolla un par de minutos, añadan 200 gramos de champiñones y fríanlos dos minutos más. Retiren la cebolla y los champiñones.

Echen la carne en la sartén y fríanla removiendo constantemente hasta que empiece a estar dorada. Vuelvan a añadir la cebolla y los champiñones, junto con el tomate picado. Salpimienten y háganla a fuego lento, sin dejar de mover, otros dos minutos. Viertan encima un yogur bien cremoso y calienten ligeramente, sin que la salsa hierva para que no se corte el yogur. Sirvan inmediatamente, espolvoreando con perejil picado.

Está muy rico: una buena carne, con escolta de champiñones, y una salsa cremosa, que pueden ustedes hacer pícara mezclando con el yogur una o dos cucharaditas de mostaza. Ah: el tomate es optativo, no imprescindible.

[/doap_box]

Hace mucho, mucho tiempo, en las farmacias se vendía una especie de leche estropeada que algunos médicos recomendaban a determinados pacientes. La tal leche se llamaba yogur, y era muy poco conocida en los países occidentales, en los que, desde luego, no había yogur en los supermercados, donde había supermercados.

Llegó el yogur con frutas, especialmente piña o fresa. Luego echaron cuentas, y vieron que era más barato prescindir de la fruta y usar en su lugar aromas y colorantes; y nacieron los yogures “de sabores”.

El yogur se usaba en el postre. Pronto empezó a ser ingrediente de helados, de tartas. Tenía que saltar a la cocina.

Y saltó. Para ello recuperó su imagen de panacea, infalible en una sociedad obsesionada hasta la histeria por lo “sano”. Al mismo tiempo, se demonizó a la nata, que, seamos serios, es lo que está bueno. Pero hoy muchos platos que antes se hacían con nata, se hacen con yogur.

No es lo mismo, qué va a ser lo mismo, por muy cremoso que sea el yogur.

Espectáculo ideas archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí