Tras varios años dedicado a su propia productora de televisión, Dino Andino está de regreso. Comprendió que estando en la televisión nacional puede relacionarse con empresas e instituciones que le interesan como clientes, dice. Su otro motivo importante es “estar en contacto con la gente”. En esta franca entrevista, el periodista presenta “al otro Dino”.
¿Por qué Dino?
Es un nombre italiano. Mi papá me lo puso por el cineasta Dino de Laurentiis.
¿Te hizo blanco de apodos?
Me decían “dinosaurio”. Pero no me afectó porque es un animal que me gusta (ríe).
¿Tenés algún complejo?
De niño me daba pena estar sin camisa, porque se me repintaban las costillas… (ríe). Todavía me baño con camiseta en el mar.
¿Qué pensás cuando te dicen: política?
(Suspira) El arte de la patraña.
Diablo.
El azuzador (ríe).
Fama.
Efímera.
¿Ya pasó tu mejor época?
Es que la fama no es mi meta. Nunca lo fue… Solo fue un efecto colateral.
¿Sos vanidoso?
No. Voy a envejecer con dignidad.
¿Más productor que periodista o más periodista que productor?
De alma, más productor.
Contame tu mayor locura.
Meterme en una jaula con cinco tigres (carcajada). Sentí el temor más grande de mi vida.
¿Y en cobertura periodística?
Cruzarme en medio de una balacera.
¿Cuál es tu pecado capital?
La ira.
¿Alguna fobia?
Claustrofobia. En ascensores o dentro de un bus.
¿Y tu vicio?
El café. No tomo, no fumo y ya no bailo pegado (ríe).
Lo que nunca comerías…
Moronga.
No quisieras morir sin antes…
Establecerme como un cineasta y un escritor de novelas.
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