José Garth Medina
Elvin Urbina Luckes, secretario político del FSLN de 21 comunidades del territorio de Cola Blanca, fue emboscado por dos elementos desconocidos que le dispararon a pocos minutos de llegar a su casa en Kukalaya, en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), confirmaron las autoridades militares de Bonanza.
El hecho ocurrió el día martes a las 7:15 p.m., cuando Urbina Luckes, de 28 años, regresaba de sostener una reunión con autoridades municipales y políticas de Bonanza, pero a pocos minutos de llegar a su casa fue sorprendido por dos elementos armados que lograron herirlo en la mano derecha.
Con la mano izquierda Urbina Luckes sacó su pistola 22 y respondió al ataque. Uno de los disparos que hizo le dio en la cabeza a uno de los delincuentes, el cual cayó abatido.
El otro delincuente logró huir del lugar, mientras el político sandinista herido logró gritarle a los vecinos y a los pocos minutos llegaron a auxiliarlo.
Los vecinos confirmaron que el delincuente vestía uniforme camufle y no es conocido en la zona.
Unos 60 campesinos del lugar sacaron al político en una hamaca hasta la carretera, donde llegaron las autoridades de Bonanza y lo trasladaron hacia Rosita, donde fue intervenido quirúrgicamente.
De acuerdo con versiones de testigos, el político tiene un impacto de bala en el pecho y un orificio de salida en uno de los costados y está estable en el Hospital Rosario Pravia Medina, de Rosita, pero se hacían las gestiones para trasladarlo a la capital para recibir atención especializada.
Autoridades consultadas por LA PRENSA indican que el móvil del hecho se debe a problemas personales que tenía el político sandinista en el sector de Kukalaya.
Un equipo de investigaciones de la Policía Nacional y el Ejército de Nicaragua se trasladó al lugar a realizar las investigaciones del hecho. LA PRENSA intentó conocer la reacción del jefe policial, comisionado mayor Otilio Duarte, pero este dijo estar en chequeo médico y nos remitió al de Auxilio Judicial, comisionado Rolando Canales, pero este no respondió a nuestras llamadas.
Ver en la versión impresa las páginas: 9 A