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“Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidar es difícil para quien tiene corazón”. Gabriel García Márquez

¡Anécdotas de Gabo!

Cuando a finales de los años noventa del siglo pasado tuvo lugar, en Cartagena de Indias, un almuerzo de los participantes en el seminario “Hacia una nueva cultura política en América Latina”, el entonces director general de la UNESCO, profesor Federico Mayor Zaragoza, invitó al Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, para que nos acompañara. Gabo se presentó luciendo una nítida guayabera blanca. Jamás dejaba de atender las invitaciones de su amigo Federico Mayor.

Cuando a finales de los años noventa del siglo pasado tuvo lugar, en Cartagena de Indias, un almuerzo de los participantes en el seminario “Hacia una nueva cultura política en América Latina”, el entonces director general de la UNESCO, profesor Federico Mayor Zaragoza, invitó al Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, para que nos acompañara. Gabo se presentó luciendo una nítida guayabera blanca. Jamás dejaba de atender las invitaciones de su amigo Federico Mayor.

Por supuesto que durante y después del almuerzo, García Márquez fue el centro de la amena conversación. Cuando una de las damas asistentes le pidió un autógrafo, Gabo accedió gentilmente a hacer una excepción a la regla que él mismo se había impuesto de solo estampar su firma en sus propios libros. Sin embargo, aprovechó la ocasión para referirnos que esa norma le servía como un test para comprobar la difusión de sus obras. Y nos comentó que no había avión en que viajara donde no se le acercaran al menos dos o tres pasajeros para solicitarle su autógrafo en alguno de sus libros, que precisamente iban leyendo en el vuelo.

FOTO POR AUTÓGRAFO

El caso más insólito fue en Nueva York, cuando con un grupo de amigos salió a la puerta de su hotel y se les ocurrió tomarse una foto. A la primera persona que acertó a pasar le pidieron el favor de tomarles la foto. Resultó ser una joven estudiante norteamericana que iba apresurada y cargando una mochila.

Ella aceptó, sin dejar de manifestar que estaba muy precisada. Al momento de enfocar al grupo identificó a García Márquez y le dijo: “¿Usted es Gabriel García Márquez?” Al contestarle afirmativamente, la muchacha de inmediato puso una condición para hacer el favor: “Yo les tomo la foto y usted me firma el ejemplar de Cien años de soledad que llevo en mi mochila”.

[doap_box title=”Sobre él” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Gabriel José de la Concordia García Márquez (Aracataca, 6 de marzo de 1927) (87 años), mejor conocido como Gabriel García Márquez, es un escritor, novelista, cuentista, guionista y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura.

El autor de Cien años de soledad es famoso tanto por su genio como escritor así como por su postura política. Su amistad con el líder cubano Fidel Castro ha causado mucha controversia en el mundo literario y político.

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La conversación nos llevó a conocer que Gabo ingresó, no sin cierto temor, en el mundo de las computadoras, dejando su vieja máquina de escribir, cuyo tecleo al principio echaba mucho de menos. El primer libro que escribió utilizando una computadora fue El amor en tiempos del cólera , quizás la primera novela que en América Latina se redactó totalmente en computadora. Gabo nos confesó que una vez publicadas sus obras nunca más volvía a leerlas, pues ya otras estaban dándole vueltas en la cabeza. En un par de meses —dijo— esperaba concluir su última novela, cuyo tema sería un sonado caso de secuestro que tuvo lugar en Colombia. Y dos novelas más, al menos, lo “estaban persiguiendo”.

CON TORRIJOS

Las anécdotas más interesantes que esa tarde nos refirió García Márquez, fueron en relación con su entrañable amistad con el general Omar Torrijos. Sucedió —nos comentó—, que cuando se iba a firmar en la sede de la OEA en Washington DC el tratado Torrijos-Carter, en virtud del cual Estados Unidos devolvió a Panamá el Canal, Torrijos invitó a García Márquez para que fuera parte de la comitiva que le acompañaría a la histórica ceremonia.

Gabo le advirtió a Torrijos lo difícil que le sería conseguir la visa de entrada a los Estados Unidos, a lo que Torrijos le respondió que no habría problema alguno si lo acreditaban como miembro de la delegación de Panamá.

PANCARTA EN MANO

Al llegar a Washington, DC la comitiva fue hospedada frente a la Casa Blanca, en la Mansión Blair. La misma tarde del arribo, un grupo de exiliados chilenos se presentó para invitar a García Márquez a protestar, en las aceras de la Casa Blanca, contra la presencia de Augusto Pinochet en la ceremonia de la firma del tratado.

Todos los presidentes de América Latina estaban invitados. Al rato, Gabo daba vueltas frente a la mansión presidencial, portando una pancarta que decía: “¡Fuera Pinochet asesino!” Un miembro de la delegación de Panamá lo vio y se lo fue a contar a Torrijos. El comentario de este fue: “Y yo que me muero de envidia”. A la hora de trasladarse a la sede de la OEA, donde la ceremonia exigía traje formal, Gabo se presentó con su acostumbrada guayabera blanca. El jefe de protocolo de Panamá corrió a informar a Torrijos, quien se limitó a decir: “Déjenlo. Es el único que va vestido como panameño”.

LA MEMORIA DE SU MAMÁ

Gabo estaba particularmente feliz esa tarde porque al día siguiente viajaría a Barranquilla para estar presente en la celebración del nonagésimo cumpleaños de su madre, doña Luisa Santiaga Márquez de García, acontecimiento que congregaría a todos los hermanos de Gabo, y entre veinte a sesenta de los nietos y bisnietos de su madre.

Él nos dijo que, afortunadamente, y pese a sus noventa años, su madre estaba muy lúcida, lo que le permitiría disfrutar la gran fiesta familiar. Cuando le informaron a doña Luisa Santiaga que su hijo Gustavo había sido nombrado cónsul de Colombia en Barquisimeto, Venezuela, dijo con mucho orgullo: “Ahora no solo tengo un Nobel, sino que hasta tengo un cónsul”.

Quienes la conocieron, decían que doña Luisa Santiaga tenía una memoria prodigiosa que envidiaba el propio Gabo.

Gabo estuvo ingresado en un hospital público de esta capital desde el 31 de marzo para ser tratado por lo que desde un inicio se calificó como un “cuadro de deshidratación y un proceso infeccioso pulmonar y de vías urinarias”. Hasta el momento no se han dado mayores detalles de la salud del escritor, lo que se sabe es que a su vivienda al sur de la capital mexicana se llevó una cama de hospital y un tanque de oxígeno para que completara su recuperación.

Cultura Anécdotas Gabo ocurrió archivo

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COMENTARIOS

  1. Memoria selectiva
    Hace 10 años

    Que pena que la memoria humana siempre es selectiva recuerda y olvida lo que le conviene Nada dicen de la gran amistad de García Márquez con el criminal Fidel Castro y su régimen de quien fue siempre un tonto útil para la propaganda e imagen de Castro y nunca hizo nada García Márquez por la democracia ni la libertad en Cuba Es que a los intelectuales se les permiten los abusos que a otros se critican con dureza

  2. Memoria selectiva II
    Hace 10 años

    Bien un pancarta que dijera PINOCHET ASESINO pero que tal una que dijera FIDEL CASTRO ASESINO

  3. Sandor Carrión
    Hace 10 años

    Me pregunto por qué los intelectuales Nicas callan¡ ante ese “robo de Derechos a Rubén Darìo”, será por ignorancia en el buen sentido, indiferencia o conveniencia
    ?. Donde estan¡…. los Ramirez, Cardenal, Najlis, Julio Valle, Belli, etc.. Que hasta declaman¡¡. Que rompan esa pompa de jabón creada a GABO y ahora en vida, que este lo acepte, aunque argumente amnesia. Lo siento, cuando se trata de nuestros Magnos, no hay límites. Verdad poeta Lovo.

  4. Sandor Carrión
    Hace 10 años

    Que suerte la de GABO que Rubén Darío no lo pudo demandarlo por abuso de Derechos de Autor. La novela Cien años de Soledad, es copia de la autobiografía de Rubén Darìo, cuando èste detalla los recuerdos de su infancia y adolecencia en León.

    Lo peor es que este “GABO copiòn con iniciativa”, sin ninguna humildad lo dismuló y callò siempre por conveniencia.

    Por tanto, los premios y reconocimientos por Cien años de Soledad son entonces para…..”RUBEN DARÌO”. Estos Colombianos

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