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Un brindis por la salud

¿Cuántas veces le advirtieron dejar de tomar cerveza por cuestiones de peso?, ¿alguna vez le señalaron esa “pancita cervecera”? Son muchos los señalamientos y mitos que existen alrededor de la cerveza y su consumo, tanto que muchos científicos han decidido cuestionar si esta refrescante bebida realmente nos hace bien o mal.

¿Cuántas veces le advirtieron dejar de tomar cerveza por cuestiones de peso?, ¿alguna vez le señalaron esa “pancita cervecera”? Son muchos los señalamientos y mitos que existen alrededor de la cerveza y su consumo, tanto que muchos científicos han decidido cuestionar si esta refrescante bebida realmente nos hace bien o mal.

[doap_box title=”¡Cerveza sí, grasas no!” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

La “pancita” no es culpa de la cerveza. De hecho su nivel calórico es bajo, aproximadamente 150 calorías. Esta bebida no es la culpable de la obesidad, sino tener una alimentación desequilibrada, la falta de ejercicio y, en algunos casos, nuestra información genética. El modelo de hombres o mujeres con “panza” es propio de la cultura anglosajona, donde se ingieren grandes cantidades de cerveza y comida rica en grasas saturadas (comida rápida y chatarra) con una actividad física casi nula, según investigadores del Colegio Oficial de Médicos de Asturias.

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Estudios, por ejemplo, han demostrado que la cerveza tiene una concentración muy baja de sodio, un elemento que en exceso puede provocar desde derrames cerebrales a problemas renales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda ingerir no más de dos gramos diarios.

La OMS advierte sobre el consumo excesivo del alcohol para evitar enfermedades crónicas. Los diversos estudios apelan por un consumo responsable y moderado para disfrutar de sus beneficios.

¿Qué tan nutritiva puede ser una cerveza? Este componente de la cerveza proporciona carbohidratos, minerales, elementos trazas, y los ácidos orgánicos y vitaminas importantes para la vida.

Expertos en nutrición señalan que esta bebida contiene más de treinta minerales, la mayoría de estos se originan en la cebada malteada. Un litro de cerveza satisface casi la mitad de las necesidades diarias de magnesio de un adulto, y un cuarenta por ciento y veinte por ciento respectivamente de las necesidades diarias de fósforo y potasio.

¿Y SI PRACTICO DEPORTES?

“No se ha encontrado ningún efecto que haga desaconsejable” la ingesta de cerveza después de practicar deporte, incluso asegura que esta bebida permite “recuperar las pérdidas hídricas y las alteraciones de distinto tipo determinadas por el ejercicio, por lo menos en la misma medida que lo hace el agua”, según un estudio dirigido por el catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, Manuel Castillo.

Así en artículo de la agencia EFE se aclara que la cerveza y el deporte “no son antagónicos sino que, con moderación y sentido común, son complementarios, placenteros y saludables”.

Ver en la versión impresa las páginas: 4 B

Espectáculo Cerveza salud archivo

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