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Cuanto mayor formación profesional tenga un diplomático, tendrá mayores posibilidades de incrementar relaciones políticas, económicas y de cooperación, dice el jurista José Pallais. LA PRENSA/N. MARENCO

Diplomacia en “decadencia”

Es licenciado en Administración de Empresas. En 1977 se integra a las luchas populares. En 1980 es organizador de los Comités de Defensa Sandinista (CDS). Luego secretario político de Río Blanco, secretario político de Managua y diputado.

Gloria Picón Duarte

Es licenciado en Administración de Empresas. En 1977 se integra a las luchas populares. En 1980 es organizador de los Comités de Defensa Sandinista (CDS). Luego secretario político de Río Blanco, secretario político de Managua y diputado.

Actualmente es “encargado de negocios con funciones consulares de la República de Nicaragua ante el ilustre gobierno plurinacional de Bolivia”, se lee en el currículo de Elías Chévez, uno de los tantos casos que retrata el profesionalismo del cuerpo diplomático de nuestro país.

[doap_box title=”Requisitos para personas de confianza” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

  • Artículo 31, Ley de Servicio Exterior: “Las personas de confianza del presidente de la República que sean designadas embajador, representante permanente o cónsul general deberán ser:
Nacionales o nacionalizadas de conformidad a lo preceptuado por la Constitución Política y estar en pleno goce de sus derechos civiles y políticos. Ser mayor de 25 años de edad y poseer relevantes méritos para el eficaz desempeño del cargo”.

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En Nicaragua hay una Ley de Servicio Exterior (Ley 358), aprobada en el 2000 y que tenía como objetivo ir profesionalizando el cuerpo diplomático e ir introduciendo a personas con estudios especializados en diplomacia a través de una convocatoria para las vacantes.

En el Artículo 17 indica que “los embajadores extraordinarios y plenipotenciarios, representantes permanentes ante organizaciones internacionales y cónsules generales serán nombrados por el presidente de la República. Esta designación podrá recaer sobre personas de su confianza, dándole especial consideración a los funcionarios de carrera de mayor competencia y antigüedad”.

Sin embargo, a criterio del jurista José Pallais esto es letra muerta.

Por ejemplo, la experiencia diplomática que consta en el currículo de la embajadora de Nicaragua en México, Tamara Hawkins de Brenes, es la de haber sido miembro de la asociación de damas diplomáticas en México, pues es la viuda del embajador Horacio Brenes (q.e.p.d.), quien falleció en noviembre del 2011. Ella fue nombrada en el 2012.

En cuanto a su formación académica se indica que estudió Administración Agropecuaria y como experiencia dice que administró la finca Brenes, administró Repuestos Brenes y una distribuidora de productos de belleza.

La hoja de vida de Marcela Pérez Silva, embajadora en Perú, es similar a la de Hawkins. Ella fue nombrada en junio del 2012, tras la muerte del comandante Tomás Borge Martínez, quien fue su esposo. En su experiencia laboral se indica que Pérez Silva participó en actividades políticas y diplomáticas como esposa del comandante Borge y también forma parte de su hoja de vida su discografía.

A criterio de Pallais, se ha abusado de los nombramientos de personal no profesional y sin experiencia, lo cual va en detrimento de la calidad de la diplomacia de nuestro país, aunque reconoce que a pesar de la ley estos nombramientos siempre han estado en dependencia de los vaivenes políticos.

Un currículo más profesional es el del embajador de Nicaragua en Estados Unidos, Francisco Campbell Hooker, quien tiene maestría, experiencia y no se menciona en su hoja de vida la experiencia partidaria, pero es conocido que su esposa Miriam Hooker está al frente del consulado en Washington.

Política decadencia Diplomacia archivo

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