Amalia del Cid
Se cree que nació hace más de 130 años en la comarca de El Arenal, a ocho kilómetros de la ciudad de Masatepe. Los Jueves y Viernes Santos los “judíos” corren en filas de dos en fondo y en algunas casas les dan refrescos.
Muchos “Judas” y “Cristos” llegan en penitencia por un milagro recibido, otros por herencia y no faltan los “Judas” que lo hacen por diversión.
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Antes de las 10:30 de la mañana los “judíos” ya lo han zangoloteado tres veces y le duelen los costados. Pero “El Manicero” insiste. Y como para expiar los pecados de sus 14 años de existencia, se deja arrastrar otra vez, rebotando en los baches de las calles de Masatepe, en Masaya. Es su cuarto año en la tradicional procesión de “Los Encadenados” y esta vez vino como “Judas”.
¡Uno, dos, tres…! Los “judíos” gritan hasta diez, sacudiendo hacia arriba y abajo el cuerpo encadenado del “Judas” de turno. Esta mañana de Viernes Santo unos 1,500 “judíos” persiguen a ochenta “Judas”, calcula Israel Gutiérrez, líder del grupo de “judíos” “El Bachi”, que con 562 miembros es el más grande de los cuatro que hay en Masatepe.
Los “judas” se envuelven en chaquetones y capotes, y se atan una cuerda en la cintura. Los “judíos” usan falda, de cualquier estilo y estampado. Llevan un sombrero puntiagudo, tricolor, mucho más parecido al gorro de un bufón que al de un judío. Dentro de esos conos de cartón que ellos llaman “turbantes” está escrito el apodo del portador: “Quiebracatre”, “Sapolio”, “El hombre de la capa”, “Chapatín”, “Xica da Silva”.
Desde las 6:00 a.m. se organizaron en las calles y a las 8:00 empezaron a correr arrastrando gruesas cadenas. Sonó como si sobre el pueblo cayera una tormenta de clavos.
Ahí estaba “El Manicero”, tercero de nueve hermanos. En días normales es vendedor de maní en una terminal de buses. Hoy no. Hoy paga promesa porque “gracias al cielo” su corazón ya no está enfermo. En la procesión hay adultos, niños, jóvenes, hombres y mujeres. Muchos participan por pura tradición; otros llegan por alcohol y a media mañana caen rendidos en las cunetas.
Cuando empieza el Viacrucis de la tarde, los “judíos” encadenan a los promesantes vestidos de Jesús. Pero lo hacen con respeto y los Cristos pueden correr con sus tenis hacia la iglesia de Veracruz.
“El Manicero” se deja atrapar por quinta vez. Antes de las 2:00 de la tarde lo habrán zangoloteado al menos 15 veces.
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