Tammy Zoad Mendoza M. y Tania sirias
La Catedral Metropolitana de Managua lució pequeña ante la cantidad de personas que se congregaron en ella. Según religiosos, este año la cantidad de personas que acudieron a las iglesias, vigilias y procesiones en la capital, durante la Semana Santa, fue significativamente mayor que en años anteriores. “Puedo dar testimonio por la presencia en la Catedral, que siempre estuvo abarrotada”, comentó el cardenal Leopoldo Brenes respecto a la concurrencia de la feligresía en las diferentes actividades religiosas.
“Hay una cantidad de personas que no fueron al mar, se han quedado y han participado de las celebraciones litúrgicas, no solamente en la Iglesia católica, también en otras congregaciones religiosas, porque me han llamado otros amigos y me han dicho que sus iglesias también han estado abarrotadas de personas”, agregó el cardenal Brenes.
La actividad sísmica en Managua y León, y la Alerta Roja que activó el Gobierno estas últimas semanas, es una de las razones que los sacerdotes asocian el aumento de la asistencia de feligreses a las ceremonias propias de la Semana Mayor.
“Nuestro pueblo ha salido a orar, a acompañar a Jesús para que Jesús también nos acompañe a llevar la cruz en nuestras vidas. Estamos viviendo momentos difíciles, durante el recorrido nos enteramos del terremoto en México y nos unimos a ellos. Nos unimos a los hermanos que sufren los embates de la naturaleza y como Iglesia los acompañamos con nuestras oraciones”, comentó Héctor Treminio, vicario rector de la Catedral Metropolitana de Managua, quien coincide en que este año hubo mayor concurrencia a las actividades religiosas, como el Viacrucis multitudinario de este Viernes Santo en la capital.
FE ANTE EL MIEDO
Bancas albergando gente hasta su capacidad máxima, pasillos saturados de personas, un templo rebosante de feligreses que se amontonaban en la entrada y se desbordaban por las gradas del exterior.
Orando, cantando o con un silencio reflexivo, decenas participaron de la eucaristía el pasado jueves. De rodillas, despacio y concentrado, el cardenal Brenes lavó los pies a doce voluntarios de la comunidad religiosa, una recreación del gesto de humildad que tendría Jesucristo con sus discípulos la noche de la Última Cena.
El Jueves Santo, día en que inicia el “Triduo Pascual” con las principales ceremonias católicas, ha sido para el cardenal Brenes uno de los días que históricamente tiene menos concurrencia en el pasado. “Hace unos nueve años, que fue mi primera celebración de Jueves Santo en la Catedral, me sentí muy triste porque apenas había unas 150 personas, igual el Viernes Santo y la Vigilia Pascual, pero he notado que ha venido creciendo el número de feligreses y no hay duda que la Catedral quedó verdaderamente pequeña”, dice el cardenal Leopoldo Brenes.
En contraste con el mar gente que se desbordaba acompañando la imagen de la Sangre de Cristo en la procesión del viernes, en las playas las olas se estrellaban lentas en las costas vacías. Las populosas playas de Pochomil y Masachapa que en veranos pasados se inundaban de bañistas, solo recibieron unos pocos y temerarios visitantes, en su mayoría vendedores que pedían la llegada de los veraneantes.
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