El Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica (INCH), había programado para este miércoles la realización de una Feria Nacional del Libro, con motivo de que el 23 de abril se celebra el Día Internacional del Idioma Español, que es también, por acuerdo de las Naciones Unidas, Día del Libro y de los Derechos de Autor. Sin embargo, esa meritoria actividad cultural del INCH fue suspendida, lamentablemente, debido al estado de alarma roja decretado por el Gobierno ante los terremotos y el enjambre sísmico ocurridos en los últimos días y los cuales de manera comprensible han alarmado a toda la población.
En la Feria Nacional del Libro programada por el INCH, participarían más de mil estudiantes de los últimos años de 16 institutos de secundaria y de tres universidades de Managua. Y el evento sería clausurado con dos conferencias sobre Miguel de Cervantes Saavedra, el genial autor del libro El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha —justamente considerado como la obra emblemática del idioma español escrito—, las cuales serían dictadas por los reconocidos escritores nicaragüenses Nidia Palacios y Jorge Eduardo Arellano.
El INCH ha anunciado que la Feria Nacional de Libro no ha sido cancelada, solo pospuesta hasta que el estado de alarma roja sea suspendido por el Gobierno y los estudiantes puedan retornar a los centros de estudio y aulas escolares. Y esperamos que así sea, en efecto, por la gran importancia de una actividad cultural como esa.
De cualquier manera, siempre es necesario —y nunca más oportuno que en la actualidad— rendir homenaje al lenguaje, a la escritura y al libro en particular, por todo lo que han significado y siguen significando para el desarrollo espiritual y cultural de la persona humana, y para el progreso social. A lo largo de la historia, lenguaje y libro han sido condición, herramientas y catalizadores del desarrollo cultural, técnico y científico de la humanidad.
Es paradójico, sin embargo, que debido al mismo progreso tecnológico que con tanta eficacia y de manera tan decisiva el libro ha contribuido a crear e impulsar, en la actualidad lo han sentenciado a desaparecer, al menos en su tradicional forma impresa en papel y a ser sustituido por un artilugio electrónico. Incluso personas con mucha autoridad por su envergadura literaria y cultural, señalan que ahora el libro es también una especie en vía de extinción. Al respecto, desde mucho antes que apareciera el libro electrónico el insigne escritor de origen ruso, Vladímir Nabokov (1899-1977), cuya familia emigró a Alemania huyendo del comunismo soviético y finalmente se radicó en Estados Unidos, de manera premonitoria escribió ya en el siglo pasado sobre lo horroroso que sería despertar un día y descubrir que ya no podemos leer. Sería como vivir sin libertad y no tener ninguna posibilidad —ni siquiera la esperanza— de que alguna vez se le podría conquistar y disfrutar.
Quizás el mensaje que Nabokov quería transmitir a la posteridad era el de que es necesario defender el libro y estimular la lectura a pesar de las circunstancias adversas y precisamente por estas. Y en este sentido es importante alentar y apoyar iniciativas como la Feria Nacional del Libro, programada por el INCH, la cual ha sido pospuesta por la fuerza de las circunstancias pero tiene que ser cumplida tan pronto como sea posible.
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