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LA PRENSA/Antonio Ramirez

“Emprender es un acto de fe”

El fracaso como activista de un movimiento político le dio a Leonor Zúniga Gutiérrez la mejor lección de humildad que ha recibido en sus 29 años de vida. Aprendió que no se las sabe todas, que no puede hacer todo sola y que todos los procesos requieren de la colaboración, opiniones y conocimientos de los demás. Esto fue fundamental para hacer realidad uno de sus sueños.

Lucydalia Baca Castellón

El fracaso como activista de un movimiento político le dio a Leonor Zúniga Gutiérrez la mejor lección de humildad que ha recibido en sus 29 años de vida. Aprendió que no se las sabe todas, que no puede hacer todo sola y que todos los procesos requieren de la colaboración, opiniones y conocimientos de los demás. Esto fue fundamental para hacer realidad uno de sus sueños.

Hace tres años se propuso convertir Calé VideoProducciones, —empresa que fundó junto con su socio Camilo de Castro—, en un referente de la comunicación alternativa y efectiva para las organizaciones de la sociedad civil y empresas con responsabilidad social. La empresa utiliza el documental, acompañado de kits de acción y plataformas de participación, como herramienta de cambio social.

Actualmente considera que ha demostrado que se puede ser empresaria, buscar réditos económicos y al mismo tiempo tener un compromiso que busca hacer bien a la sociedad, a través de los documentales y los kits de acción.

¿Cómo nace la idea de fundar esta empresa?

Camilo y yo nos conocimos en el Centro de Investigación de la Comunicación (Cinco), donde yo era investigadora y él era periodista de Esta semana . Yo soy socióloga y él en realidad es historiador. Nos juntamos ahí y comenzamos a ver que queríamos hacer otro tipo de cosas. Hacer investigación pero que no tuviera como resultado el informe de 80 o 100 páginas que nadie lee o que terminan leyendo solo los académicos. Quería que si hablaba de migración, los migrantes se enteraran, que si hablaba de la cultura política juvenil —que es uno de los temas que más he estudiado—, los jóvenes supieran del tema.

Camilo por su parte estaba cansado de la dinámica del periodista que trata el tema semanal o el tema del día. Quería profundizar en las historias de la gente que realmente se está esforzando para cambiar este país, que tal vez no son las historias que se publican en los noticieros. También que si vamos a analizar, una problemática no sea solo para repetir que hay problemas, sino para entrarle de fondo. Por eso dijimos vamos a hacerlo juntos. Y bueno, Camilo es mi socio en este proyecto, en el trabajo y en el amor.

¿Fue fácil concretar la idea?

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Nos dio miedo al inicio porque no es fácil. Te da miedo quedarte sin trabajo, sin plata, fracasar y que todo el mundo se dé cuenta. Da miedo poner todas tus esperanzas y tu fe en ello y que no funcione. En fin, había muchas cosas que nos daban miedo y pasamos seis meses discutiendo al respecto, hasta que un día le dije: la verdad es que podemos hacer las matemáticas, las proyecciones, pero emprender sobre todo es un acto de fe.

Uno tiene que tener la confianza de que si sos buena persona, trabajador y tenés una buena idea te va a ir bien. Entonces nos lanzamos y al inicio mordimos un poquito el leño. Te puedo decir que los dos primeros años uno muerde el leño. Con costo tiene para pagar las cuentas y realmente en ese momento es cuando tenés que estar realmente comprometido con la idea, porque el hecho de creer en una idea es un viaje no solo económico, sino también emocional. Hay que tener mucha paciencia y sobre todo creer en lo que se está haciendo.

¿En qué se inspiraron para fundar la empresa?

Nos dio mucha inspiración conocer gente que hacía proyectos muy lindos, que nos hicieron pensar que si ellos lo hacían nosotros también podíamos hacerlo. Una de las historias que más nos inspiró fue la de la gente que trabaja en los Comités de Agua Potable y Saneamiento a nivel nacional, los CAPS, que es gente que no tiene un peso en la mayoría de los casos para hacer los proyectos, en muchos casos no sabe ni leer ni escribir y es gente que de alguna forma con trabajo organizado logra desarrollar proyectos para llevar el agua potable a las comunidades. Entonces uno ve eso y dice si ellos pueden, lo que yo estoy pasando es más pequeño.

¿Qué obstáculos han vencido para sacar adelante el negocio?

A la mitad del camino nos dimos cuenta que no podíamos vivir dependiendo solo de las licitaciones o de que alguien nos contratara. Teníamos que lograr que los proyectos que queríamos desarrollar consiguieran aliados que se contagiaran de nuestro entusiasmo y nos ayudaran a conseguir los fondos para financiarlos. Entonces eso nos obligó a darle un giro muy grande a nuestra empresa. Ahora ya no dependemos solo de las licitaciones y de los clientes. Tenemos la idea de clientes, pero como socios y aliados, porque las organizaciones con las que trabajamos nos son clientes a los que les vas a ofrecer un producto, sino personas que creen tanto como nosotros en sus proyectos. Entonces este giro también nos permitió entrar en un mercado que no compite directamente con las otras empresas.

A pesar del éxito ¿dejarías la empresa para dedicarte a otro emprendimiento?

Eso no es contradictorio. Estoy pensando en un par de nuevos proyectos: fundar un centro de pensamiento desde los jóvenes, para que utilicen herramientas audiovisuales accesibles. También me gustaría desarrollar otro tipo de proyectos. Eso significa que no podré estar de fondo en esta empresa, pero puedo seguir como asesora porque quiero que esta empresa llegue a ser lo mejor que pueda ser… Siempre mi pregunta para los emprendedores es cómo manejar el tiempo, porque eso siempre es un problema importante. En nuestro caso empezamos a trabajar tanto que dejamos de tener vida familiar, social y amigos, hasta que un día nos detuvimos y dijimos “no, tampoco se trata de eso”. Está bien haberlo hecho durante dos años, pero también tenemos que dedicarle tiempo a la familia, a los amigos y al activismo, y en mi caso al folclor, que es mi gran pasión.

Leonor Zúniga es socióloga egresada de la Universidad Centroamericana (UCA). También participó en el Programa de Liderazgo para la Competitividad Global de la Universidad Georgetown en Washington, donde aprendió que para hacer el bien hay que tener empresas rentables. En las próximas semanas su empresa llevará al cine su primer documental, de una hora, que relata la historia de la música de los indígenas mayangnas.

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