Fernando Cardenal, S.J.
Antes ustedes cerraban la puerta de su casa con llave en la noche y toda la familia quedaba completamente segura. Ahora si tus niños y adolescentes tienen comunicación con las redes sociales y manejan aparatos electrónicos con conexión a internet, están expuestos a graves peligros, mientras ustedes duermen tranquilamente en la noche. Ellos pueden ser víctimas en cualquier momento de acoso sexual o de invitación a participar en pornografía infantil.
En el Diario LA PRENSA del pasado 23 de abril hay un reportaje en primera plana sobre las actividades delictivas de un profesor del Colegio Americano con sus alumnos, cuando lo quisieron capturar huyó a Estados Unidos y luego allá se suicidó. En la misma semana( 24 al 29 de marzo) en que se conoció en los medios de comunicación el caso de este profesor, la Policía Nacional en Estelí capturó a un norteamericano que trabajaba con pornografía infantil con niños de colegios privados y públicos y gente del pueblo. Estuvo viviendo en esa ciudad ocho años. Conozco otros casos de víctimas infantiles en otros colegios de varios departamentos del país. Un profesor de uno de estos colegios conversando por Facebook con su alumno adolescente, pasó a acoso sexual, el chavalo se levantó y llamó a su papá, este le dijo al profesor: “Mañana nos vemos en el colegio para hablar con el personal de dirección”. Tuve información del caso de una adolescente en España, que en una conversación con un individuo a través de Facebook, este le pidió que quería verla con los pechos descubiertos, la chavala aceptó, el acosador grabó muy bien la escena y le dijo: “Quiero verte mañana en el hotel tal, en el cuarto número tal, a tal hora. Si no llegás a la cita le enseñaré la grabación a tus papás y a tus compañeras y compañeros de colegio”. La adolescente entró en una gran angustia, no quería tener relaciones sexuales con ese individuo, pero tampoco quería que sus papás y compañeros y compañeras vieran la grabación, estaba entre la espada y la pared. Le contó a una compañera su angustia, y luego se suicidó.
Hablando yo aquí de estos temas en una pequeña asamblea, hace dos semanas, un padre de familia presente me dijo que ellos controlaban los medios electrónicos de sus hijos. Su hija de 9 años, que los acompañaba, protestó ahí mismo, diciendo que en su barrio a nadie le hacían esos controles.
Es claro que el control es importante, pero no es suficiente. Se necesita un trabajo educativo para que los niños (como esa niña de 9 años) y adolescentes: a) conozcan los peligros que los acechan en este campo, b) que sepan defenderse de estos peligros. Como hizo el adolescente que llamó a su papá. Para esto es necesario elevar los niveles de comunicación con sus hijos y a través del diálogo ir aumentando la confianza entre ellos, ellas y ustedes, solo así podrán defender y proteger a sus hijos e hijas.
Hay que reconocer que no todos los padres y madres de familia están preparados para enfrentar este tipo de problemas, por lo que hago un llamado a los padres y madres de familia a que busquen cómo formarse en este tema por todos los medios a su alcance. El autor es director nacional de Fe y Alegría de Nicaragua.