Diálogo: Iglesia y Gobierno
En el diálogo la Iglesia estará representada por los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) y el Gobierno estará representado por el presidente Daniel Ortega.
Aunque la mayoría del pueblo nicaragüense no ve ninguna posibilidad de que el referido diálogo sea para que el comandante Ortega dé un golpe de timón con giro hacia la democracia, servirá a la oposición afirmativamente en la trama dictatorial con que ha manejado el país Ortega, cuyas ansias de poder y de gobernar Nicaragua para “secula seculorum” son conocidas. Ello será como implantar una semilla de la verdad, que germinará y se desarrollará paulatinamente, no importando cualquier resultado del diálogo , por muy adverso que sea contra la democracia, pues servirá para que la oposición sepa organizarse y hacer conciencia de la situación en cada nicaragüense.
Según Carlos Marx, si se controla el medioambiente, se somete al hombre. Los comunistas se dieron cuenta que la energía inteligente no funciona en las masas; la energía inteligente solamente funciona en cada persona.
Se sabe por los medios informativos que el Nuncio Apostólico, Fortunatus Nwachukwu será el mediador del diálogo. Pero no sería conveniente que el señor Nwachukwu sea el mediador pues se dice con entereza que juega la misma política que el cardenal Miguel Obando. ¿Para qué mediador? El intermediario que sea la misma Constitución de la República. ¿Qué mejor juez y parte que nuestra sagrada Constitución?
Aunque el séquito de aduladores oficialistas que asesoran al inconstitucional presidente Ortega, optarán que el diálogo sea a puerta cerrada, la Iglesia, por ser una organización intelectual-espiritual, no apegada a las leyes de los hombres y seguidora de los principios de Cristo, sabrá responder exactamente a la política partidista, social y económica que practica el comandante Ortega con nuestro pueblo.
Armando Lau Gutiérrez
DERECHOS HUMANOS DE LA MUJER
Los actos de violencia contra la mujer se producen en la familia, en la comunidad y en el Estado. Estos actos presentan numerosas facetas que van desde la discriminación y el menosprecio hasta el asesinato, o femicidio, pasando por la agresión física o psicológica.
La violencia contra las mujeres se mantiene en niveles altos. Las mujeres sufren la violencia intrafamiliar, en el ámbito laboral o estudiantil y en las calles. Se atenta contra su integridad física y psicológica y su seguridad personal, generalmente por el solo hecho de ser mujeres
Las mujeres, por el simple hecho de serlo, deben gozar en igualdad de condiciones y oportunidades los mismos derechos que gozan los hombres. Con el propósito de proteger los derechos humanos de las mujeres y garantizarles una vida libre de violencia, que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y no discriminación, es preciso establecer medidas de protección integral que garanticen la vida, seguridad y protección de las mujeres e impidan que sean víctimas de violencia.
La violencia hacia la mujer en cualquiera de sus formas es una manifestación inaceptable de discriminación, desigualdad e injusticia. De manera que la mujer que es víctima de su pareja tiene que romper las barreras de miedo y, por amor a la vida y por su propia protección, debe denunciar a quien la maltrata y separarse de él. Definitivamente, el temor y la ignorancia abonan a los abusos que se convierten en muchas ocasiones en violaciones a los derechos humanos de las mujeres.
La mujer que sufre cualquier agresión contra sus derechos (incluidos los de sus menores hijos), puede y debe reclamar ante las autoridades competentes, exigir protección y justicia en apego a la ley y en plena observancia de los derechos humanos. P ara eso la mujer debe conocer sus derechos pero sobre todo saber qué significan.
Los derechos de las mujeres existen, aunque a veces solo de adorno. La tarea es llevarlos a la práctica y educar a las nuevas generaciones para que se comporten de forma equitativa. Vamos, que es un proceso largo, tedioso, y que todavía se hace sufrir a muchas mujeres, pero debemos ser conscientes de que hay una ley que nos ampara y nos protege, como es la Ley 779. Y que, si la normativa existente para frenar la violencia de género en contra de las mujeres, no ha obtenido los resultados buscados para la efectiva protección de su vida, libertad e integridad personal, precisamente por eso resulta indispensable luchar para que la Ley sea eficaz.
Las mujeres debemos establecer y fortalecer medidas de protección de emergencia y cautelares que garanticen los derechos protegidos en la Ley, así como la protección personal, física, emocional, laboral y patrimonial de la mujer víctima de violencia.
Kenia Velázquez Ordóñez
DEMOLER EDIFICIOS TERREMOTEADOS
Con beneplácito vi la noticia de que la Alcaldía de Managua estaba demoliendo los edificios que todavía habían quedado de “pie” y en pésimo estado después del terremoto de 1972. Pero todavía existen edificios que están de “pie” pero que no han sido demolidos por la Alcaldía y ni parecen estar en sus planes. Me refiero al antiguo Gran Hotel, al cine González, el edificio Baltodano, la antigua Cinemateca Nacional, los cuales son una bomba de tiempo y están siendo utilizados para oficinas, iglesias, etc.
Cuando estaba cursando la carrera de Arquitectura en la década de los ochenta, estos edificios fueron objetos de estudio para mi monografía y pude estar segura de que debieron ser demolidos después del sismo de 1972, pues quedaron en pésimo estado, a diferencia del Palacio Nacional hoy Palacio de la Cultura, que en el gobierno de la presidenta Chamorro fue reforzado pero no así los edificios en mención.
Urge que la Alcaldía de Managua demuela estos edificios para evitar una catástrofe posterior.
María del Carmen Rodríguez-Del Valle
RUINAS DE MANAGUA
Con los recientes sismos ocurridos tanto en Managua como en otros departamentos del país, la Alcaldía decidió destruir el resto de edificios que existían en la capital, con el objetivo de preservar la vida humana desalojando a ciertas familias que habitaban en dichos edificios. Esto es una decisión acertada en cuanto a la preservación de dichos habitantes, pero es totalmente desacertado el estar destruyendo los edificios que han sido iconos en nuestro país.
El historiador don Roberto Sánchez afirma que deberían de conservarse aquellos edificios de la vieja Managua que han sido emblemáticos. Acerca de esta posición de preservación de estas construcciones, el maestro Hugo Palma-Ibarra desde hace muchos años ha mantenido la tesis de no seguir demoliendo estas edificaciones, las cuales mantienen vivo el recuerdo de la Managua preterremoto, y muchas de ellas son referencias para los nicaragüenses.
Palma-Ibarra ha dicho que estas edificaciones si es cierto no pueden ser habitadas deben quedar para que los visitantes como los jóvenes sepan que en este país ocurrió un sismo de gran magnitud destruyendo la ciudad, siendo estos edificios prueba de ello, como lo es el Foro Romano, el cual actualmente es famoso por sus restos, que demuestran elocuentemente el uso de los espacios urbanos durante el Imperio Romano.
En lo personal, creo que no hay que pensar en reconstruir para convertir dichas ruinas en museos o bibliotecas, pero que queden como ruinas, que de una u otra forma embellecerían la capital como las ruinas existentes en tantos países europeos.
Julio León Báez
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