Judith Flores
Corresponsal/Miami
“La presión de la comunidad internacional y el establecimiento de sanciones deberían ser las vías a imponer contra las dictaduras modernas del siglo XXI, para evitar que los pueblos recurran a las armas y haya derramamiento de sangre en el derrocamiento de regímenes totalitarios”, dijo el analista político, Julio Shiling, durante el simposio “Democracia en era del despotismo”, en la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
El ex catedrático de FIU, y director de la publicación digital Patria de Martí, se refiere a los regímenes de Venezuela, Nicaragua, Cuba, Ecuador, Bolivia, que integran el eje de la llamada Alternativa Bolivariana (ALBA), aliados de Irán y Rusia.
“Sin el reconocimiento internacional de legitimidad y el no otorgamiento de recursos económicos, estas dictaduras tendrían que hacer modificaciones obligadas, es importante y necesarias las sanciones de la comunidad internacional, para evitar que los pueblos recurran a las armas”, apuntó.
De acuerdo al politólogo las dictaduras actuales adoptan los mecanismos que ofrecen las democracias para instaurarse.
“Llegan al poder por medio de votaciones, lo centralizan y lo mantienen a través del voto, compran el poder empresarial, la oposición política, censuran la prensa, aniquilan el sistema judicial, son legitimados en el exterior por medio de la imagen que proyectan, e infiltran la diáspora por medio de la concesión de privilegios vinculados al poder. En fin, ante los ojos del mundo se presentan como democracias pero en realidad son dictaduras”.
Para el analista otra de las características de esta nueva forma de dictadura es que se sustentan en una ideología radical, clientelista, creen que su permanencia en el poder es eterna y heredada a sus descendientes o allegados.
Represión
Shiling señaló que las nuevas dictaduras emplean nuevos mecanismos de represión a través del ahogamiento económico, amenazas e imposición del miedo, que no deja marcas tan visibles como los presos políticos, heridos y muertos.
“Logran obtener cómplices, incluso a sectores de la oposición, eso les permite aparentar ser menos represoras”, dijo Shiling.
El gusto por la propiedad privada
Contrario a sus discursos populistas, los dictadores “izquierdistas populistas” del siglo XXI, además de tomarle gusto a la propiedad privada, acumular riquezas y bienes al amparo de sus cargos, le permiten cierta participación a la empresa privada en la economía del país para mantener contento a ese sector que a cambio otorga legitimidad al régimen.
El presidente inconstitucional, Daniel Ortega, se ha convertido en uno de los millonarios en la región centroamericana al amparo del poder.
“Son dictaduras modernas porque reconocen las bondades de la propiedad privada y permiten la participación del sector privado, pero quien tiene el poder económico real son estas dictaduras, el avance de la tecnología ha obligado a estos regímenes redefinirse”, agregó el experto.
Para Shiling, la manera de revertir este tipo de dictaduras, es orientando a la población, “señalando las claras diferencias porque la de democracia requiere libertad, estado de derecho, condiciones que ninguna de estas dictaduras reúnen. Tampoco se puede renunciar al derecho de rebelión y los mecanismos que sean necesarios para revertir el despotismo”, finalizó el experto.
