Luis E. Martínez y Félix Rivera
“Está tan tranquila la zona, que en los próximos días haré una visita a varias comunidades miskitas y mayangnas, navegando los ríos Coco y Bocay y ahorita se acaba de hacer un recorrido por 17 comunidades por parte de las tropas de la Policía destacadas y hemos constatado tranquilidad y paz en la zona”, dijo.
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Nadie está tranquilo en comunidades indígenas aledañas al río Bocay, en el departamento de Jinotega, debido a un nuevo brote de grisi siknis que afecta a pobladores de todas las edades e impide la ejecución de las actividades cotidianas del resto de comunitarios.
El grisi siknis, denominado también como locura de la selva, es considerado como un “síndrome contagioso” vinculado con la cultura misquita y en las comunidades de Walakitan, del territorio Miskitu Indian Tasbaika Kum; Raití, del territorio Kipla Saik Tasbaika y en Amak (o Amaka), del territorio Mayangna Sauni Bu, los comunitarios registran 81, 15 y 50 afectados, respectivamente.
“Ahorita está otra vez ese fenómeno, llevamos como tres semanas, casi el mes, con este problema y un montón de gente está afectada”, relató telefónicamente Primitivo Landero, directivo del Gobierno Territorial Indígena (GTI) Mayangna Sauni Bu, residente en la comunidad Amak.
“A ellos les agarra dolor de cabeza, mareos, pierden el conocimiento y salen a correr, sin cansarse corren hasta cuatro horas en la comunidad, unos se van al monte y otros al río, pero lo que miran, ya sea piedras, palos o machetes, lo agarran y si encuentran a alguien a medio camino lo pueden matar”, explicó Landero sobre el comportamiento de los afectados.
En Amak funciona un centro de salud, donde el médico, identificado únicamente por el apellido Sánchez, evitó brindar detalles indicando que tanto el GTI como la delegación departamental del Sistema Local de Atención Integral en Salud (Silais) en Jinotega y el Ministerio de Salud, a nivel nacional “ya están enterados y pueden informarle sobre el caso”.
CURANDEROS TRABAJAN
Leonardo Dixon Rodríguez, quien es el coordinador del banco de semillas en Amak, dijo que en la comunidad hay un grupo de curanderos que están brindando algunos tratamientos “y esperamos que resulte lo que están haciendo, pero necesitamos apoyo del Minsa”.
Dixon recuerda que un brote similar ocurrió hace siete años en la comunidad y fue controlado por los curanderos, indicando que en su casa está afectada su esposa y su hija.
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