Carla Torres Solórzano
En condición estable, pero delicada se encuentran Pablo Antonio Amador (13) y Juliana Hurtado (13) en la Unidad de Quemados de la Asociación Pro Niños Quemados de Nicaragua (Aproquen).
Ambos menores fueron víctimas de la tragedia que dejó a 17 personas totalmente quemadas el domingo 11 de Mayo en el polo de desarrollo Aguas Gatas, comunidad que se ubica a unos 60 kilómetros al sur de Nueva Guinea.
El niño Pablo Antonio Amador todavía se encuentra desconcertado por el suceso. “Estuvimos en misa en la capilla y nos cruzamos a comer algo en la casa de mi primo. Estaba afuera jugando con el niño de 8 meses (Oneydi Runde López Amador) cuando sentí el fogazo y no se que pasó que él”, dijo Amador.
Por su parte, Yader Cisneros, pediatra de turno de la Unidad de Quemados manifestó que el paciente Pablo Amador tiene el 13 por ciento del cuerpo quemado. Las áreas afectadas son el rostro y los brazos son quemaduras de segundo grado superficiales y profundas.
“Esperamos que se definan bien las quemaduras porque cuando son con llamas o fuego tardan en definirse y deteminar si va a necesitar tratamiento quirúrgico”, dijo Cisneros.
Además explicó que el caso de Juliana Hurtado es más complicado, ya que está en el área de cuidados intensivos porque presenta un cuadro infeccioso y tiene el 40 por ciento del cuerpo quemado; las zonas afectadas son el rostro, así como los brazos y las piernas.
Ambos pacientes ingresaron a Aproquen desde la madrugada del 12 de mayo; otras víctimas de la tragedia están ingresadas en el Hospital Antonio Lenín Foseca y en el Hospital Infantil Manuel de Jesús Rivera La Mascota.