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Brasil espera la llegada de 600,000 turistas extranjeros y el desplazamiento interno de tres millones de brasileños. LAPRENSA/EFE

Brasil en combate contra el turismo sexual en la Copa del Mundo

El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff ha emprendido en los últimos años una cruzada contra la violencia de género, la explotación sexual de menores y el tráfico para la prostitución.

Yana Marull

Brasilia/AFP

Adriana de Morais recorre incansable las calles y discotecas de la ciudad brasileña de Natal a las puertas de la Copa del Mundo. Funcionaria de los juzgados de menores, tiene junto a su equipo la misión de rescatar a niños y adolescentes atraídos a la prostitución.

Brasil busca atacar de frente la explotación sexual y el tráfico de menores, que cuenta con un historial lamentable en el país y que se teme podría empeorar durante el Mundial que comienza el 12 de junio en Natal (noreste) y otras 11 ciudades brasileñas. 

“Existe una preocupación en relación a la Copa del Mundo porque hay mucha gente que viene de fuera” en busca de turismo sexual, dice de Morais.

Tainá es la protagonista de uno de esos casos: entró en la prostitución a los 10 años, en Natal.  “Mi compañera y yo íbamos a Ponta Negra [un barrio turístico de Natal], esperábamos que los coches pararan, nos subíamos. Muchos eran extranjeros, pocos brasileños”, explica esta joven que hoy tiene 18 años.

Con orgullo, cuenta cómo ha dejado la prostitución y estudia hotelería gracias al programa gubernamental “Vira Vida” (Cambia de Vida).

Brasil carece de datos sobre la explotación sexual infantil, pero apenas en 2013, el teléfono “Disque 100” del gobierno recibió 124,000 denuncias de violaciones de derechos de menores, de los cuales un 26% de violencia sexual.  Una buena porción de las denuncias se concentra en el pobre y turístico noreste del país, durante años un puerto de turistas en busca de niñas y jovencitas atraídas a su vez por la esperanza de escapar de la miseria.

El riesgo de la Copa

El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff ha emprendido en los últimos años una cruzada contra la violencia de género, la explotación sexual de menores y el tráfico para la prostitución, que llegó a ser el tema de la reciente telenovela de TV Globo “Salve Jorge”. 

Al acercarse la Copa del Mundo, autoridades, ONGs y empresas han lanzado masivas campañas.

“Un gran evento atrae factores que aumentan el riesgo para los menores: tenemos un aumento de turistas y del consumo de alcohol, en un momento en que los niños no estarán en la escuela porque serán vacaciones escolares”, explica Tatiana Akabane, de la ONG Childhood, que intenta aplicar en Brasil las experiencias de los Mundiales de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.

Brasil espera la llegada de 600,000 turistas extranjeros y el desplazamiento interno de tres millones de brasileños por las 12 ciudades sede del Mundial. Muchos son europeos, y la Unión Europea apoya esos programas de prevención, dice la embajadora de la UE en Brasil, Ana Paula Zacarias.

“Todo turista que llegue a Brasil sabrá que la explotación sexual infanto-juvenil es un delito, lo verá en propagandas en el avión, en el aeropuerto, estaciones, hoteles”, explica el coordinador de protección a la Infancia del ministerio de Turismo, Adelino Neto.  

El gobierno también vigila internet y publicidades que vinculen a Brasil con sexo. En febrero, el gobierno ventiló su ira contra unas camisetas de Adidas que fueron finalmente retiradas de la venta: en una de ellas, un corazón que leía “I Love Brazil” sugería las nalgas de una mujer en tanga; en otra, una mujer en bikini y balón en mano decía “Looking to score” (esperando marcar un gol). 

“Brasil está feliz de recibir turistas que llegarán a la Copa, pero también está listo para combatir el turismo sexual”, reaccionó Rousseff en su Twitter.   

Brasil tiene muchas obras pendientes, tanto en estadios de fútbol como en aeropuertos o redes de telefonía, cuando falta casi un mes exacto para que ruede el balón en el partido inaugural del Mundial de 2014. LAPRENSA/EFE

A la caza del turista

Prostitutas y prostitutos reclaman en tanto su derecho a beneficiarse de la masiva afluencia de turistas y se oponen a los términos de la presidenta al condenar el “turismo sexual”. 

“Si va a haber más turistas, y todos van a ganar con ello, los hoteles, las aerolíneas, los comercios, ¿por qué no pueden ganar también las prostitutas?”, lamentó Roberto Chateaubriand, coordinador de la organización Davida (De la vida), que promueve los derechos de las prostitutas.

“Nosotros también nos oponemos a la explotación de menores. Pero el gobierno ha querido superponerlo todo como si explotación sexual de menores, tráfico y prostitución adulta fueran lo mismo”, dijo.

En Belo Horizonte (sureste), otra de las 12 sedes del Mundial, muchas prostitutas se preparan con un curso de inglés para recibir a los turistas.

“El año pasado, la Copa Confederaciones fue muy buena para nosotras, y esperamos que el Mundial sea mejor”, dijo Cida Vieira, de 47 años, prostituta desde hace más de 20 años y presidenta de una asociación gremial que defiende a las prostitutas y lucha contra el trabajo de menores en esa área.

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