Inés Izquierdo M.
Hace unos años este verbo y otros terminados con el diptongo ua, no llevaban tilde, por eso decíamos licua, adecua, evacua y promiscua, pero las cosas han cambiado y la Real Academia Española (RAE) aceptó que estos pueden acentuarse en la “ú”, es decir se pueden escribir de dos formas, con o sin tilde.
Para algunos esto resulta contraproducente porque este cambio aplasta dos reglas ortográficas: las palabras graves finalizadas en vocal no llevan tilde y los verbos terminados en “uar”, precedidos por “c” o “g”, no se acentúan al conjugarlos.
Esta decisión no aplica a todos los casos, pues antes usábamos “adecua” y “fragua”; y era incorrecto “adecúa” o “fragúa”. Ahora como han recogido “los usos arraigados”, se puede decir adecua o adecúa, pero no pasa así con fragua, pues no aceptan fragúa.
La regla de no acentuar la “u” después de “c” o “g”, se nos enseñaba en la primaria así que una persona educada no decía “licúa” sino licua, no sé qué pasó pero hubo un momento en que todos la acentuaron en la “ú”.
Es interesante que el fenómeno no ocurriera con todos los casos, pues con “averiguar” y “apaciguar” no pasó igual. Al clasificar los verbos según la consonante que precede a “uar”, la RAE había manifestado que cuando es “c” o “g”, el verbo diptonga en “uo” o “ua”: averiguar, averiguo, averigua y que cuando no es ni “c” ni “g”, el verbo rompe el diptongo mediante el acento en la vocal cerrada (ú), produciéndose así un hiato: actuar, actúo, actúa.
En fin, hoy se puede decir adecúo, licúo, evacúo y promiscúo, tanto como adecuo, licuo, evacuo y promiscuo, aunque sinceramente ese promiscúo a mí me suena horrible. Son cosas del idioma que es un órgano vivo y cambiante.
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