Félix Maradiaga Blandón
El pasado domingo 18 de mayo, monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, ofreció una homilía sobre la que vale la pena reflexionar. La parte central de su prédica se basó en un pasaje de los Hechos de los Apóstoles, en la cual los discípulos convocan a una asamblea para atender las quejas de discriminación que los griegos tenían contra los hebreos. Concretamente, se quejaban de que a las viudas griegas no se les incluía en la distribución del sustento diario. Los discípulos escogieron a siete hombres llenos de sabiduría para atender el conflicto en donde un grupo de la misma comunidad se imponía autoritariamente sobre otro. En aquella ocasión, el diálogo resolvió las diferencias.
Basándose en esa lectura, monseñor Báez hizo algunas reflexiones sobre la importancia de los consensos en una sociedad democrática. Con el lenguaje pedagógico que le caracteriza, resaltó que las diferencias ideológicas no solo son normales sino deseables en toda sociedad justa y que por ello “no nos debería asustar que a veces no todos estemos de acuerdo”. Lo que sí debería de asustarnos es el silencio “por egoísmo o por ignorancia” ante los problemas públicos, cuando se dice que “no debemos meternos en política”.
Agregó que la ausencia de debates no necesariamente es algo bueno: “La paz donde nadie abre la boca, es una paz de cementerio”, dijo. Para resolver las diferencias “hay que nombrar los problemas por su propio nombre”, porque aquellos problemas que no se nombran es como si no existieran.
Esta prédica es consecuente con la invitación del papa Francisco a la cultura del encuentro. Monseñor Báez insistió en la importancia de salir de nosotros mismos para acercarnos al otro. Este mensaje viene en buen momento. El miércoles 21 de mayo se dará el encuentro entre los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y el Gobierno de Nicaragua. Este encuentro es muy esperado por varios sectores a la vez que hay otros que cuestionan el rol de la Iglesia en procesos como este.
Monseñor resaltó algunas de las razones que justifican la decisión de la Iglesia de participar en este encuentro. Explicó que los obispos actuarán como pastores y es bajo esa investidura que presentarán sus preocupaciones “llamando a las cosas por su nombre”. Dijo que la Iglesia ve con buenos ojos que el Gobierno tenga voluntad de dialogar.
Agregó que la decisión de no divulgar la agenda es para no condicionar el diálogo pero prometió que en los próximos días harán público el documento que presentarán al Gobierno. Adelantó que en ningún momento incluirán solicitudes sobre intereses exclusivos de la Iglesia católica.
Monseñor Báez reiteró que este encuentro entre obispos y gobierno no equivale a un diálogo nacional sino que es un acto de amor de la Iglesia católica para con el pueblo de Nicaragua. Citando al papa Francisco, dijo que aún ante las críticas que puedan haber, los obispos prefieren “una iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad”.
A su vez, pidió a los fieles orar por los obispos por lo que este miércoles será expuesto todo el día el Santísimo Sacramento para la adoración. Yo agregaría que toda Nicaragua debería apoyar esta iniciativa que ojalá abra espacios de diálogo con otros sectores de la sociedad.
Finalmente, dijo que “en Nicaragua no hay gente que nació para mandar y otra gente que nació para obedecer”, una bellísima frase que recoge la aspiración de reconstituir a Nicaragua como una Patria de hermanos y hermanas.
El autor es politólogo
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