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¿Por qué hay poco empleo de calidad?

En los países asiáticos se produjo un proceso de acelerada diversificación de la estructura productiva y exportadora hacia actividades de mayor complejidad, y un masivo desplazamiento de fuerza de trabajo desde sectores de menor productividad —principalmente la agricultura— hacia aquellos de mayor productividad —manufactura y servicios modernos—.

Adolfo Acevedo Vogl (*)

En los países asiáticos se produjo un proceso de acelerada diversificación de la estructura productiva y exportadora hacia actividades de mayor complejidad, y un masivo desplazamiento de fuerza de trabajo desde sectores de menor productividad —principalmente la agricultura— hacia aquellos de mayor productividad —manufactura y servicios modernos—.

De esta manera, porcentajes cada mes más altos del empleo fueron generados por actividades de productividad creciente —y por consiguiente eran empleos de cada vez mayor calidad y remuneración—.

Esto permitió un incremento simultáneo del empleo y la productividad a lo largo de varias décadas consecutivas, dando lugar a verdaderos “milagros de crecimiento” .

En América Latina, en contraste, si bien se ha reducido el peso de la agricultura en el empleo, esto no se ha traducido en el desplazamiento de la fuerza de trabajo hacia actividades de mayor productividad, sino en gran parte hacia actividades no transables de muy baja productividad (comercio y servicios informales).

En nuestra región, como hemos visto, se produjo una rápida apertura externa de la economía combinada con la liberalización de la cuenta de capital. Las empresas más modernas que producían para el mercado doméstico han adoptado estrategias defensivas de racionalización y modernización para poder sobrevivir a la competencia de bienes importados (que se vieron abaratados tanto por la rápida reducción arancelaria como por la fuerte sobrevaluación real).

Estas estrategias, si bien les han permitido incrementos en su productividad, han reducido su capacidad de absorción de empleo.

Además, al optarse por una inserción pasiva en el comercio internacional, no se han implementado las políticas activas necesarias para promover una acelerada diversificación del aparato productivo y exportador hacia actividades de alta elasticidad de la demanda, rendimientos crecientes y elevada densidad de encadenamientos, que hubiesen permitido absorber la creciente fuerza de trabajo en empleos de productividad creciente.

Como resultado, la fuerza de trabajo en rápida expansión, derivada del bono demográfico y de género, ha encontrado ocupación, en una medida apreciable, en actividades de muy baja productividad, y con frecuencia ha generado sus propios empleos, lo que explica el elevado peso del cuentapropismo, los trabajadores familiares sin pago y las microunidades familiares en el empleo total —en Nicaragua representan el 70 por ciento del empleo—.

Es así que la productividad aumentó efectivamente en las empresas y sectores en los que tienen un mayor peso las empresas con mayores recursos, cuya capacidad agregada de absorber empleo es limitada, mientras se incrementaba la informalidad laboral, deprimiendo en particular la productividad del sector comercio y de servicios donde se refugia la gran masa de trabajadores que no encuentra lugar en el denominado sector “moderno”.

Dado que la productividad media de la economía es un promedio ponderado, siendo el factor de ponderación la participación de cada sector en el empleo, el incremento del peso de las actividades de baja productividad en la generación de empleo presiona hacia abajo la productividad promedio.

Si, como ocurrió en los países del Este de Asia, la creciente población en edad de trabajar encontrase empleos en actividades de productividad creciente, la tasa de crecimiento se aceleraría de manera extraordinaria, mientras la disminución de las tasas de crecimiento demográfico resultante de la declinación en la fecundidad también contribuiría a que ello se reflejase en elevados ritmos del PIB per cápita.

De allí surge un marcado contraste: mientras que en países más exitosos se observó el aumento simultáneo del empleo y la productividad (los empleos generados eran de creciente productividad) a lo largo del tiempo, en la región se configuran modelos de crecimiento en los que ningún país ha conseguido combinar, a largo plazo, un elevado crecimiento del empleo con el aumento sistemático de la productividad.

(*) Economista

[email protected]

Economía Calidad Empleo archivo

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COMENTARIOS

  1. Román A. Gutiérrez
    Hace 10 años

    Poco a poco nos vamos ir dando cuenta de que la fábricas no pueden producir el alimento básico y tenemos que mirar de nuevo al campo, la vida está allí, el ser humano ha de convencerse de una vez por todas que ni el petroleo se bebe ni el oro se come. Estos economistas se enfrascan en cifras y análisis que nos alejan de nuestra realidad, la comida empezará a escasear por el desastre que está empezando a ocurrir con el clima, el agua se está terminando, vamos hacia nuestra destrucción

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