¿Qué va a pasar con los terrenos donde existían los escombros de la vieja Managua, caídos con el terremoto de 1972? Es una pregunta que aún no responden las autoridades de la Alcaldía capitalina, quienes en el mes de abril se ocuparon de evacuar a sus moradores y destruir las viejas estructuras, ante la intensa actividad sísmica en el país.
Ocurrido el terremoto del 10 de abril de este año, la municipalidad puso en marcha la tarea de desaparecer los escombros de forma acelerada y en menos de un mes reportó la demolición de 49 edificaciones, entre edificios y viviendas con daños severos. Para lograrlo los concejales aprobaron una ordenanza que daba vía libre a la comuna para derribar las construcciones afectadas.
Casi un mes después de aprobada la normativa, el concejal Alfredo Gutiérrez, del Partido Liberal Independiente (PLI), dice que desconoce quién pasa a ser el dueño de estos lugares que son cercados por los trabajadores de la Alcaldía para evitar que sean habitados otra vez.
“La ordenanza (aprobada en Semana Santa) no dice por ningún lado qué pasará con estos, hay que investigar cuál es el destino de estos espacios, si son del Estado o qué”, manifiesta Gutiérrez.
Por su parte, el historiador Bayardo Cuadra recuerda que con el terremoto de 1972 el Gobierno central en turno aprobó el llamado “decreto de confiscación”, que establecía que todos las áreas afectadas por el terremoto pasaban a nombre del Estado.
Para evitar nuevos inquilinos se decidió cercar las zonas donde estaban los escombros, menos donde antiguamente se ubicaba LA PRENSA. En este sitio actualmente se construye un estacionamiento para el edificio Libertad.