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¿Para qué nos preocupamos?

La preocupación es una mente que vive en el futuro incierto e intenta controlarlo. La emoción de base es el miedo.

ANA SALGADO

TERAPEUTA SEXUAL Y DE PAREJAS

[email protected]

www.tusexosentido.com

La preocupación es una mente que vive en el futuro incierto e intenta controlarlo. La emoción de base es el miedo.

El miedo con respecto al futuro tiene que ver con desconfianza en nuestra propia capacidad para enfrentarnos y solucionar cualquier adversidad que surja del diario vivir. Mientras más confianza tengo de que puedo lidiar con lo que venga, menos me preocupo.  

El estar pensando, preocupados, nos hace sentir ocupados. Y solo nuestra mente lo está, pero en verdad no estoy haciendo nada para resolver mi situación. A veces incluso, todo lo contrario, la empeoramos porque la preocupación nos altera, nos confunde y nos nubla.

De 10 cosas que nos preocupan, ¿cuántas suceden en realidad? Muy pocas. ¿Qué resultados obtenemos de preocuparnos? Ninguno. Y no es que no sea importante pensar, pero no es lo mismo pensar con claridad en un momento, tomar una decisión y actuar de acorde que quedarnos pensando en las infinitas posibilidades de nuestras acciones, pasadas, presentes, mías y de los demás. Eso solo nos paraliza.

Por eso, para disminuir las preocupaciones podemos aprender a lidiar con nuestro miedo a lo incierto, hay circunstancias que podemos controlar y otras que no, tales como: reconocer las desventajas de preocuparme. Cuando me preocupo, le doy atención inadecuada a algo que no puedo cambiar ni controlar y, como el cerebro solo puede poner atención a una cosa a la vez, me desenfoco de lo realmente importante. Y, por lo tanto, mi miedo tiene mayores posibilidades de volverse real.

Es una pérdida de tiempo porque nos aleja de la acción de ocuparnos, que es lo que finalmente va moldeando nuestra vida. Dificulta también mi proceso de toma de decisiones porque me sumerge en demasiados escenarios y posibilidades sobre los que no tengo control e incrementa mi miedo, lo que interfiere con la claridad de mi pensamiento. Todo esto me pone más ansioso sobre cada paso que voy a dar y finalmente, me paraliza a la hora de realmente tomar acción.

Motivarme a vivir más en el tiempo presente es una alternativa. Si en el presente hago lo que tengo que hacer, de la mejor manera que puedo, esto reduce las posibilidades de sufrir consecuencias negativas en el futuro.

Y cuanto menos me preocupo y más me ocupo, más feliz la vida que vivo.

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