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Mario Vargas Llosa

Decadencia de Occidente

Aunque en apariencia los partidos tradicionales —populares y socialistas— han ganado las elecciones al Parlamento Europeo, la verdad es que ambos han perdido muchos millones de votos y que el hecho central de esta elección es la irrupción torrencial en casi toda Europa de partidos ultraderechistas o ultraizquierdistas, enemigos del euro y de la Unión Europea, a los que quieren destruir, para resucitar las viejas naciones, cerrar las fronteras a la inmigración y proclamar sin rubor su xenofobia, su nacionalismo, su filiación antidemocrática y su racismo. Que haya matices y diferencias entre ellos no disimula la tendencia general de una corriente política que hasta ahora parecía minoritaria y marginal y que, en esta justa electoral, ha demostrado un crecimiento espectacular.

Los casos más emblemáticos son los de Francia y Gran Bretaña. El Front National de Marine Le Pen, que, hasta hace pocos años era un grupúsculo excéntrico, es ahora el primer partido político francés —de no tener un solo diputado europeo tiene ahora 24— y el UKIP, Partido de la Independencia del Reino Unido, luego de derrotar a conservadores y laboristas, se convierte en la formación política más votada y popular de la cuna de la democracia. Ambas organizaciones son enemigas declaradas de la construcción europea y quieren enterrarla a la vez que acabar con la moneda común y levantar barreras inexpugnables contra una inmigración a la que hacen responsable del empobrecimiento, el paro y la subida de la delincuencia en toda Europa occidental. La extrema derecha triunfa también en Dinamarca, en Austria los eurófobos del FPÖ alcanzan el 20 por ciento, y en Grecia el ultraizquierdista antieuropeo Syriza gana las elecciones y el Partido neonazi Amanecer Dorado (10 % de los votos) envía tres diputados al Parlamento Europeo. Catástrofes parecidas, aunque en porcentajes algo menores, ocurren en Hungría, Finlandia, Polonia y demás países europeos donde el populismo y el nacionalismo aumentan también su fuerza electoral.

Algunos comentaristas se consuelan afirmando que estos resultados denotan un voto de rabia, una protesta momentánea, más que una transformación ideológica del viejo continente. Pero como es seguro que la crisis de la que han resultado los altos niveles de desempleo y la caída del nivel de vida tardará todavía algunos años en quedar atrás, todo indica que el vuelco político que muestran estas elecciones en vez de ser pasajero, probablemente durará y acaso se agravará. ¿Con qué consecuencias? La más obvia es que la integración europea, si no se frena del todo, será mucho más lenta de lo previsto, con la casi seguridad de que habrá desenganches entre los países miembros, empezando por el británico, que parece ya casi irreversible. Y, acosada por unos movimientos antisistema cada vez más robustos y operando en su seno como una quinta columna, la Unión Europea estará cada vez más desunida y conmovida por crisis, políticas fallidas y una contestación permanente que, a la corta o a la larga, podrían enterrarla. De este modo, el más ambicioso proyecto democrático internacional se iría a pique y la Europa de las naciones encrespadas regresaría curiosamente a los extremismos y paroxismos de los que resultaron las matanzas vertiginosas de la Segunda Guerra Mundial. Pero, incluso si no se llega al cataclismo de una guerra, su decadencia económica y política seguiría siendo inevitable, a la sombra vigilante del nuevo (y viejo) imperio ruso.

Al mismo tiempo que me enteraba de los resultados de las elecciones europeas yo leía, en el último número de The American Interest, la revista que dirige Francis Fukuyama (May/June 2014), una fascinante encuesta titulada America Self-Contained? (que podría traducirse como “¿América ensimismada?”), en la que una quincena de destacados analistas estadounidenses de distintas tendencias examinan la política exterior del gobierno del presidente Obama. Las coincidencias saltaban a la vista. No porque en Estados Unidos haya hecho irrupción el populismo nacionalista y fascistón que podría acabar con Europa, sino porque, con métodos muy distintos, el país que hasta ahora había asumido el liderazgo del Occidente democrático y liberal, discretamente iba eximiéndose de semejante responsabilidad para confinarse, sin traumas ni nostalgia, en políticas internas cada vez más desconectadas del mundo exterior y aceptando, en este globalizado planeta de nuestros días, su condición de país destronado y menor.

Sobre las razones de esta “decadencia” los críticos discrepan, pero todos están de acuerdo que esta última se refleja en una política exterior en la que Obama, con el apoyo inequívoco de una mayoría de la opinión pública, se desembaraza de manera sistemática de asumir responsabilidades internacionales: su retiro de Irak, primero, y, ahora, de Afganistán, tras dos fracasos evidentes, pues en ambos países el islamismo más destructor y fanático sigue haciendo de las suyas y llenando las calles de cadáveres. De otro lado, el Gobierno de Estados Unidos se dejó derrotar pacíficamente por Rusia y China cuando amenazó con intervenir en Siria para poner fin al bombardeo con gases venenosos a la población civil por parte del gobierno de El Asad y no solo no lo hizo sino toleró sin protestar que aquellas dos potencias siguieran suministrando armamento letal a la corrupta dictadura. Incluso Israel se dio el lujo de humillar al gobierno norteamericano cuando este, a través de los empeños del secretario de Estado Kerry, intentó una vez más resucitar las negociaciones con los palestinos, saboteándolas abiertamente.

Según la encuesta de The American Interest nada de esto es casual, ni se puede atribuir exclusivamente al gobierno de Obama. Se trata, más bien, de una tendencia que viene de muy atrás y que, aunque soterrada y discreta por buen tiempo, encontró a raíz de la crisis financiera que golpeó con tanta fuerza al pueblo estadounidense ocasión de crecer y manifestarse a través de un gobierno que se ha atrevido a materializarla. Aunque la idea de que Estados Unidos se enrosque en solucionar sus propios problemas y, a fin de acelerar su desarrollo económico y devolver a su sociedad los altos niveles de vida que alcanzó en el pasado, renuncie al liderazgo de Occidente y a intervenir en asuntos que no le conciernan directamente ni representen una amenaza inmediata a su seguridad, sea objeto de críticas entre la élite y la oposición republicana, ella tiene un apoyo popular muy grande, la de los hombres y mujeres comunes y corrientes, convencidos de que Estados Unidos debe dejar de sacrificarse por los “otros”, enfrascándose en costosísimas guerras donde dilapida sus recursos y sacrifica a sus jóvenes, en tanto que escasea el trabajo y la vida se vuelve cada vez más dura para el ciudadano común. Uno de los ensayos de la encuesta muestra cómo, cada uno de los importantes recortes en gastos militares que ha hecho Obama, han merecido el respaldo aplastante de la ciudadanía.

¿Qué conclusiones sacar de todo esto? La primera es que el mundo ha cambiado ya mucho más de lo que creíamos y que la decadencia de Occidente, tantas veces pronosticada en la historia por intelectuales sibilinos y amantes de las catástrofes, ha pasado por fin a ser una realidad de nuestros días. ¿Decadencia en qué sentido? Ante todo, en el papel director, de avanzada, que tuvieron Europa y Estados Unidos en el pasado mediato e inmediato, para muchas cosas buenas y algunas malas. La dinámica de la historia ya no solo nace allí sino, también, en otras regiones y países que, poco a poco, van imponiendo sus modelos, usos, métodos, al resto del mundo. Esta descentralización de la hegemonía política no estaría mal si, como creía Francis Fukuyama luego de la caída del Muro de Berlín, la democracia liberal se expandiera por todo el planeta erradicando la tradición autoritaria para siempre. Por desgracia no ha sido así sino, más bien al revés. Nuevas formas de autoritarismo, como los representados por la Rusia y China de nuestros días, han sustituido a las antiguas, y es más bien la democracia la que empieza a retroceder y a encogerse por doquier, debilitada por los caballos de Troya que han comenzado a infiltrarse en las que creíamos ciudadelas de la libertad.  

© Mario Vargas Llosa 2014. Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a EDICIONES EL PAÍS, S.L. Madrid, mayo de 2014.

Columna del día Opinión decadencia occidente archivo

COMENTARIOS

  1. Liber Arce
    Hace 10 años

    Pocas veces vi a un gran escritor arrastrarse tan bajo para complacer a sus mecenas imperiales o ser víctima de una menopausia intelectual tan profunda que lo impulse a mentir descaradamente y a escupir sobre su propio pasado, cuando defendía con ardor a la Revolución Cubana La densidad de mentiras por cada línea de esa nota no tiene parangón, prueba irrefutable de lo que decía en una de sus novelas Alejo Carpentier acerca del “ultraje irreparable de los años.” Eso ha pasado con Ser

  2. Silvio Avilez Gallo
    Hace 10 años

    Inquietante exposición que viene a demostrar que la decadencia de Occidente es cuestión de tiempo por el desecho de valores cívicos, éticos y morales que antaño constituyeron un baluarate contra el extremismo demencial. De modo que los Castro, Chávez, Ortega, Maduro, Morales y otros “iluminados” serán los héroes de nuestro tiempo. La democracia tiene sus días contados, volveremos al salvajismo de los Hitler, Stalin y sus pupilos de nuevo cuño.

  3. Juan Perez el Incredulo
    Hace 10 años

    No sera que nuestra Democracia solo existe en la mente de los que podemos escribir unas 4 letras en los medios y vivir bien? Y esto nos da el derecho de decidir donde intervenir militarmente para defenderla y tratar de imponerla como Irak, Siria, , Afghanistan, Libia etc? Y que los cienes de miles de muertos o en miseria nunca pidieron que los liberaramos y que prefieren estar como hoy a como antes? Habria que visitarlos para ver su milagroso cambio y preguntarles Como se encuentran

  4. Nikita Niponne
    Hace 10 años

    Europa tiene razon en sentirse nacionalista con la erronea aperture k se hizo hacia culturas y gente diferente, k desea imponer sus habitos, modos de ser y cultura k son totalitarios, excluyentes y primitivos. Basta ir X las calles de Amsterdam, Berlin, Madrid, Paris para ver como ha cambiado la Europa en la que vivi en los 60.Putin tiene razon al decir si otra gente viene a Rusia, k se adapte y asuma nuestra cultura y civilizacion y no al reves!!En cuanto Obama, es culturalmente no Americano!!

  5. Pedro Urdemales
    Hace 10 años

    Richard Nixon inicio la aperture de China, para favorecer el apetito voraz de las empresas de US, k al contar con una fabrica de sus productos + barata k en su pais, traslado su emporio manufacturer al pais asiatico.Esto perjudico al ciudadano de clase media,k veia en un trabajo laboral la manera de subir y educar a sus hijos, para k estos fueran profesionales. Esa escalera fue cortada de cuajo y la clase medio ha sufrido un duro reves.Y, de paso creamos un monstruo:China, k desperto.

  6. Pedro Urdemales
    Hace 10 años

    Una nueva sociedad surgio en US, mas elitista y de servicio k no da cobijo a las clases + desposeidas y racialmente diferente. Por eso es k hay 49 MM de personas recibiendo ayuda social(food stamps),, y se le ha quitado el empuje, el brillo y el liderazgo a esta clase segment, sumiendola en la dependencia econ.y denigrandola.Si anadimos los migrantes hispanos k muchos no se integran, lo k se ha creado a la larga perjudicara la cultura homogenea k existia en la diversidad racial de USA.

  7. Pedro Urdemales
    Hace 10 años

    Casi todos los migrantes llegados y transformados en ciudadanos son democratas, pues, estan acostumbrados k el gobierno en sus paises de origen sea el k les provea y solucione sus problemas. Al reves del tipico gringo, k desea k el gobierno no se meta con el y li deje solo para resolver sus problemas.Y , asi fue como el pais dse hizo grande.Con una nueva cultura, los lideres al interpreter esos deseos, ajustan su politicas externas a ese sentimeinto y es asi, comoUS ha perdido el protagonismo.

  8. Pedro Urdemales
    Hace 10 años

    Al no haber un liderazgo de parte del imperio, a como llaman a US , los otros paises k son potencia regionals hoy, como China ,Rusia y otros X venir y k no tienen la vocacion democratica de US, los conflictos comenzaran X expansion territorial y estaremos cada dia + cerca de guerras k se desencadenaran con estos nuevos protagonistas.US, se aislarara y estara interesada solo en sus castanas. Vean el ejemplo de Ucrania y de los paises Bolivarianos, k terminan pobres y corruptos y desplazamto pobla

  9. Edwin Sequeira
    Hace 10 años

    Juancito te quedastes arriba.

  10. champolion
    Hace 10 años

    En otras palabras: Nos espera ser gobernados por dementes antidemocraticos, como en el caso nuestro.

  11. Juan
    Hace 10 años

    Mucha ignorancia y falta de moral genera este tipo de corrupcion se tiene que buscar otras filosofias como las de la India (Vedanta, yogas.meditacion…) que podamos apreciar este Universo desde otros angulos en la circunferencia en que nos movemos…

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