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El presidente estadounidense Barack Obama. LAPRENSA/EFE

Obama sopesa opciones militares limitadas en Irak

El equipo de seguridad de Obama continúa manteniendo reuniones durante el fin de semana para analizar las posibles acciones de Estados Unidos para asistir a las fuerzas de seguridad iraquíes.

Elvira Palomo

Washington/EFE

El presidente estadounidense, Barack Obama, sopesa con sus asesores opciones militares limitadas para ayudar al Gobierno iraquí a detener el avance yihadista, que la oposición republicana ve como la mejor prueba del fracaso de su política de retirada de tropas.

El equipo de seguridad de Obama continúa manteniendo reuniones durante el fin de semana para analizar las posibles acciones de Estados Unidos para asistir a las fuerzas de seguridad iraquíes.

El presidente, que impartió este sábado un discurso de graduación en California donde permanecerá hasta el lunes, habló hoy con su asesora de seguridad nacional, Susan Rice, para tratar sobre la situación de Irak y pedirle que le mantenga constantemente informado, declaró el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.

La decisión se tomará en los próximos días pero el viaje de Obama en plena crisis, que aprovechó además para participar en un acto de recaudación de fondos y que incluye una jornada de asueto el domingo en Palm Springs con su esposa Michele y su hija mayor Malia, ha suscitado críticas.

El presidente descartó firmemente el viernes a poner tropas estadounidenses sobre el terreno en Irak. Entre las opciones que se barajan están los ataques con aviones o con drones, aunque tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado insisten en que las posibilidades son diversas.

El primer paso lo dio este sábado el secretario de Defensa, Chuck Hagel, al ordenar el acercamiento del portaaviones George H.W. Bush al golfo Pérsico, acompañado de los destructores Philippine Sea y Truxtun, ambos equipados con misiles guiados, que componen el grupo de batalla del navío.

Según explicó el portavoz del Pentágono, John Kirby, ese movimiento dará “flexibilidad adicional” al comandante en jefe en caso de que requiera “opciones militares” para proteger vidas e intereses estadounidenses en Irak.

Irak se ha enfrentado a fuertes oleadas de violencia desde que se fueron los militares estadounidenses a finales de 2011, aunque ninguna como la actual con el avance del grupo yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), que se ha hecho con el control de Mosul (la segunda ciudad del país) y Tikrit.

El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, designó la ciudad de Samarra, en la provincia de Saladino, como base de “la batalla para recuperar los territorios ocupados por los terroristas”, en un discurso emitido este sábado por la televisión oficial iraquí.

Los ecos de la polémica por la retirada de las tropas de EE.UU. en 2011 resuenan ahora ante las voces que se quejaban de que se hizo con premura para que Obama pudiera presentarla como una promesa cumplida para las elecciones de 2012.

Algunos expertos y miembros de la oposición republicana recuerdan a Obama que ya advirtieron entonces de que persistía el temor a que resurgiera la violencia, que nunca llegó a desaparecer, y a que Irán, uno de los eternos enemigos de Washington, pudiera intentar elevar su influencia entre la mayoría de población chií.

Irán ha indicado que está dispuesto a ayudar a Irak si el Gobierno de Bagdad se lo pide, pero ha asegurado que no enviará tropas para combatir a los yihadistas.

John Sununu, que fue jefe del gabinete del presidente republicano George H. W. Bush, consideró en declaraciones a CNN que Estados Unidos debería de haber dejado un remanente de 10.000 militares tras la retirada para garantizar la transición de la seguridad en el país, como reclamaban algunos generales.

El Gobierno estadounidense negoció con Irak mantener un número limitado de tropas más allá de la fecha límite de la retirada pero requería una garantía de protección legal para los militares que los iraquíes rechazaron.

“El hecho es que tuvimos el conflicto ganado. Teníamos un gobierno estable (…) pero el presidente quería salir y, ahora, estamos pagando un precio muy alto. Lo predije en 2011”, afirmó, por su parte, el senador John McCain, uno de los más críticos con la política exterior del presidente.

Ante los avances de los extremistas suníes, Estados Unidos ha comenzado a evacuar al personal que trabaja en empresas de seguridad con contratos oficiales en una base aérea al norte de Bagdad.

En Irak se encuentra la Embajada más grande de la red exterior de Estados Unidos, pero según indicó un funcionario estadounidense a la cadena Fox en condición de anonimato no se ha ordenado su evacuación porque en estos momentos sería “políticamente delicado”.

De momento la primera ayuda que recibirá Irak del Gobierno estadounidense será una partida de 12 millones de dólares (8,8 millones de euros) para los desplazados, según anunció el ministro iraquí de Exteriores, Hoshiyar Zibari.

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