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Mucho amor Luis Alvirus dentro de su planificación diaria trabaja con los niños con cáncer en el Albergue del Hospital “La Mascota”, donde también ha forjado una convivencia con los padres de estos niños que necesitan mucho de su ayuda espiritual y humanista.

El “padrecito”

“Atender al llamado de Dios fue algo inesperado”, así lo define Luis Alvirus, un joven seminarista, que también es estudiante de tercer año de la carrera de Humanidades y Filosofía en la UCA, quien nos habla un poco de su formación espiritual y cómo ha cambiado su vida respecto a su decisión.

Celeste Cerna

“Atender al llamado de Dios fue algo inesperado”, así lo define Luis Alvirus, un joven seminarista, que también es estudiante de tercer año de la carrera de Humanidades y Filosofía en la UCA, quien nos habla un poco de su formación espiritual y cómo ha cambiado su vida respecto a su decisión.

SU HISTORIA

Creció con sus padres, y de niño su familia siempre le preguntaba a qué se dedicaría cuando fuera grande, “yo respondía que quería ser ingeniero, en fin un sinnúmero de carreras profesionales, hasta que una vez les contesté que iba a ser padre, pero lo tomaron como chiste”.

EL DESPERTAR DE SU VOCACIÓN

Entre su planes estaba engendrar sus propios hijos, pero su vida tomó un giro de 180 grados, cuando a sus 18 años comenzó a trabajar en una parroquia de Guatemala, donde a diario veía las necesidades espirituales que tenían los feligreses.

Perteneció a muchos voluntariados, donde tuvo la oportunidad de convivir con comunidades indígenas y fue en ese conocer que sintió el llamado de Dios.

“En ese entonces estudiaba segundo año de Ingeniería Industrial, trabajaba para Banpro, hasta que a los 21 años decidí dejarlo todo”, nos cuenta Alvirus.

SU FORMACIÓN

Es jesuita y pertenece a la Compañía de Jesús, durante su proceso vivió cuatro meses en El Salvador haciendo el prenoviciado, luego pasó dos años en Panamá en el noviciado.

Ahora “mi vida universitaria me permite sentir que no estoy aislado de mundo”

“No me arrepiento de nada, esta experiencia ha sido única, en realidad estoy haciendo lo que me gusta”, destacó.

¿Y LA IDEA DE TENER UNA FAMILIA?

“De alguna manera siempre quise ver a alguien crecer, pero ahora tengo más niños a mi alrededor, a los cuales les puedo ayudar”, explicó este joven.

En cuanto a una relación, “pienso que todos pasamos por un momento de soledad, y necesitamos a alguien, pero tratamos de compensar esa parte afectiva con nuestros amigos”.

“El ser sacerdote es tener un amor amplio, no es amar a alguien por individual”.

SUS METAS

Quiere aportar algo que realmente ayude a los demás, que su vida de alguna manera deje huella y darle esperanza a los que la han perdido.

“Me gustaría ser educador de niños en primaria”, enfatizó.

En su tiempo libre le gusta escuchar música y leer.

“Ama y haz lo que quieras”, cerró Alvirus.

Aquí Entre Nos Seminarista UCA archivo

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