JOSÉ ADÁN SILVA
“Las elecciones se ganan y se pierden en las juntas, si los partidos cuentan los votos y nos mandan solo los resultados, nosotros no vamos a administrar nada más que una bomba de tiempo que va afectar irremediablemente la democracia de este país”, recuerda Zelaya que le dijo Fiallos antes de renunciar.[/doap_box]
No duda en afirmarlo: “Si el proceso electoral de 1990 es recordado como un ejemplo histórico de democracia y transparencia en América latina y a nivel mundial, no es porque hayan perdido los sandinistas el poder en las urnas, sino porque en medio de la guerra que azotaba a Nicaragua, hubo un hombre que con solo acatar las leyes, hizo historia al regresarle la dignidad a las instituciones públicas y la confianza a una sociedad que había perdido toda esperanza de cambiar la realidad de su país mediante el ejercicio cívico del voto”.
Así piensa Carlos Tünnermann Bernheim, amigo de adolescencia, excompañero de clases y enseñanza y de lucha universitaria de Mariano Fiallos Oyanguren, exrector de la Universidad Nacional Autónoma de León (UNAN-León), quien ayer murió a los 81 años de edad en León.
Renovó la educación superior
Según Tünnermann, a Fiallos Oyanguren se le debe recordar por tres aspectos esenciales de la vida del país: su papel como funcionario público al frente del Consejo Supremo Electoral, su estatura moral y ética ante la perversidad política y por la transformación y renovación de la calidad de la educación en la universidad, que es donde él lo acompañó desde mediados de los años cincuenta del siglo pasado.
Tünnermann recuerda que siendo estudiante en la Universidad Nacional, Fiallos Oyanguren participó en las luchas por la autonomía universitaria y, más tarde, colaboró en la redacción de la Ley Orgánica de la UNAN.
“Provisto de una sólida formación académica (doctor en Derecho por la UNAN y en Ciencias Sociales por la Universidad de Kansas), Mariano inició su trayectoria universitaria como catedrático de Derecho Constitucional y Teoría del Estado. Luego, al dar principio la Reforma Académica promovida por el rector Fiallos Gil, su padre, Mariano tuvo a su cargo la organización y puesta en marcha del programa de Estudios Generales, llamado Año Básico, desde su cargo de director de la Escuela de Ciencias y Letras de León”, recuerda.
“Más tarde fue electo decano de la Facultad de Ciencias y Letras y, en esa calidad, me acompañó durante mis casi diez años al frente de la rectoría de la UNAN. En enero de 1974, el Colegio Electoral de la UNAN lo eligió como tercer rector de la Autonomía. El rector Fiallos Oyanguren dio continuidad al proceso de profundas transformaciones iniciadas por el padre de la autonomía, el doctor Mariano Fiallos Gil. A Fiallos Oyanguren le correspondió dirigir los destinos del Alma Máter en los años finales de la dictadura somocista, que fueron difíciles, pues la represión se incrementó y menudearon las amenazas a la autonomía universitaria, que Mariano supo defender con entereza. Aun así, su paso por la rectoría dejó un legado de mucho beneficio para la UNAN, sobresaliendo la construcción del Campus Médico en León, a donde se trasladaron todas las facultades profesionales relacionadas con la salud (Medicina, Odontología, Farmacia, etc.).
LA PERSONIFICACIÓN DE LA ÉTICA
Sergio Ramírez Mercado, ex vicepresidente de la República, recuerda a Fiallos Oyanguren desde sus tiempos de estudiantes de Derecho hasta que en la revolución pasó a convertirse en presidente del Consejo Nacional de Universidades y luego, en 1984, en magistrado electoral, cargó que ostentó hasta 1996, cuando renunció por principios.
“Él demostró que en Nicaragua podían haber jueces electorales honrados, sin importar su afiliación política, y supo demostrar que en un país que buscaba la institucionalidad perdida o nunca encontrada, se podía presidir un órgano electoral independiente y transparente”, dice.
“El de 1990 fue proceso electoral increíble donde, ¡oh milagro!, los votos fueron contados a conciencia, y su labor fue tan importante que pasó a ser asesor internacional cuando dejó el cargo, en toda América Latina y todos los continentes, se fue con el gran prestigio de realizar quizás las primeras elecciones transparentes en la historia de Nicaragua.
Para Ramírez, una gran lección del papel de Fiallos en 1990, es que aunque la historia no la hace una sola persona, cuando las instituciones son débiles y en las leyes hay vacíos e incoherencias, la personalidad de quienes dirigen las instituciones e interpretan las leyes se vuelve determinante para el destino de una nación.
“Esta es una de las enseñanzas que nos dejó Mariano”, dice Ramírez.
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