14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Eddy Largaespada dice que cuida a su caballo Tornado como si fuera una persona. LA PRENSA/ A. MORALES

La especie salvaje

“Iba manejando, cuando cerca de un semáforo quedo a la par de un carretonero (de caballo) que iba cargado con bloques. Del rojo al verde no hay mucho tiempo para descansar el ‘motor’ animal. Al cambio de luz, el hombre azotó tan fuerte al equino para que empezara a andar, que el caballito casi se desmaya. Su lomo estaba al rojo vivo y su carga era casi infinita.

 

Amalia Morales

“Iba manejando, cuando cerca de un semáforo quedo a la par de un carretonero (de caballo) que iba cargado con bloques. Del rojo al verde no hay mucho tiempo para descansar el ‘motor’ animal. Al cambio de luz, el hombre azotó tan fuerte al equino para que empezara a andar, que el caballito casi se desmaya. Su lomo estaba al rojo vivo y su carga era casi infinita. Aceleré a fondo para dejar atrás la dantesca escena, pero en un instante sentí esa extraña sensación que te invade cuando las cosas no marchan bien. Sucede que me estacioné más adelante. Al acercarse al carretón a punta de latigazos de su captor, le hice parada. Se detuvo frente a mí y en un arranque de furia le arrebaté con violencia la tajona que andaba y en instantes comencé a azotar al tipo por todos lados donde tuviera existencia mientras le preguntaba si le gustaba que lo lastimaran así. Pasé dándole más de un minuto, mientras buseros, taxeros y mirones contemplaban la escena de esa extraña justicia. Hasta me grabaron en vídeo y no sé ni de dónde sacaron la cámara. El tipo lloraba de dolor. Yo me fui rápido”.

Lo anterior es un relato casi textual de lo que colgó en su muro de Facebook Fernando Guevara Rodríguez, 26 años, ingeniero eléctrico. Se estima que en el país existen unos 150,000 caballos jalados por carretones, cuyas golpizas y torturas son parte del horror cotidiano que ofrece el paisaje capitalino, donde de vez en cuando aparecen ciudadanos, como Guevara, que se encabronan con el maltrato animal.

Animales de carga, domésticos, silvestres, casi ninguna especie del reino animal se salva del maltrato que ejerce el hombre en sus diferentes y crueles formas. En las calles hay quienes azotan a sus caballos hasta morir a pesar del insulto de unos pocos y la indiferencia de la mayoría, pero también hay otros que en el patio de su casa encadenan a un perro o a un mono —una especie silvestre que no debe tenerse como mascota— hasta degollarlo, o los que botan y patean a un gato porque sí, pero también están los que arrancan de la selva a decenas de animales silvestres para luego traficarlos y venderlos, ilegal y abiertamente, en los semáforos, mercados o enjaularlos y trasegarlos por fronterizos puntos ciegos.

Con la desaparición de bosques como el de Bosawas, la reserva natural más grande de Centroamérica, crece la lista de animales en peligros de extinción. Hace poco se divulgó el estudio Lista roja, especies en alto riesgo , una investigación en la que participaron varias instituciones nacionales y la Unión Nacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en el que se identificó a más de 40 especies exóticas en peligro de extinción en Nicaragua, entre esas había aves como lapas verdes y rojas, y mamíferos como tapir, ocelote, jaguar. Unos meses atrás se hablaba de otra lista roja que incluía a 66 especies.

Marina Argüello, directora del Zoológico Nacional, dice que todos los días llegan a dejarles animales silvestres maltratados en el centro de rescate que atiende esa institución. Incluso, hay pobladores que compran animales que se ofrecen en los semáforos solo para rescatarlos. El tráfico imparable es tan grande que las autoridades de Centroamérica se han juntado, sin lograr nada, para “buscar mecanismos para combatir” a los traficantes que operan en la región como una mafia. Sin embargo, en medio del tráfico de animales y de una crueldad que parece infinita, existe un sector de la población que es cada vez más sensible con la causa animal y se preocupa proteger a los animales.

[doap_box title=”Estudiantes sensibles” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Aunque algunos estudiantes gritan y corretean por los pasillos del zoológico, causando estrés en los animales, hay muchos que después de la visita guiada, en la que escuchan una charla y miran vídeos sobre cómo llegan los animales al centro de rescate, cambian su actitud hacia los animales.

Marina Argüello recuerda que una noche de lluvia la llamó a su casa una estudiante de las que había estado en las charlas en el zoológico, estaba afligida porque los animales se estaban mojando, no tenían techo en ese entonces.

Desde finales de los noventa y todavía el año pasado, llegaban estudiantes de distintos colegios para hacer sus horas ecológicas en el Zoológico. Argüello dice que los muchachos aprendían cómo se maneja ese refugio enorme en el que conviven unos 600 animales de distintas especies.

[/doap_box][doap_box title=” eL CAMPESINO NO ES el PROBLEMA” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Marina Argüello, quien preside la fundación Amigos del Zoológico, considera que “el campesino, el poblador del área rural, no es tanto el problema como el de la ciudad, porque el de la ciudad es el que está comprando a los animalitos y los tiene como mascotas. El campesino es el que menos daño hace. Inclusive, el grande, el mismo que vende y trafica y vende, siempre hay uno detrás, más grande y fuerte que está en el mercado. Ese que no se toca porque es influyente, que están sacando extrayendo y los están comercializando. Los que disecan. ¿Cómo es posible que en un mercado de artesanías tengamos un danto o tapir que están en peligro de extinción? Debería de haber un control cuando entran los circos con animales. Aquí nadie los controla para ver con cuánto entraron o con cuánto salieron. Perfectamente aquí pueden comprar tigrillos y no hay control”. El centro de rescate del Zoológico recibe a decenas de animales silvestres maltratados.

[/doap_box]

CONTRA MATAPERROS

Rodaban lágrimas por las mejillas de adolescentes que cargaban pancartas exigiendo justicia por los perros asesinados por flecheros en el sector de Carretera Sur a finales de marzo. Que se aplicara la Ley 747 de bienestar y protección animal. La denuncia que trascendió ese vecindario de casas distanciadas entre sí provocó marchas y plantones frente al edificio de la Policía en Plaza el Sol. Fue tal la presión de organizaciones animalistas, como las fundaciones Amarte y Adan, que la Policía se comprometió a investigar a fondo la matanza. Se llegaron a saber muchas cosas sobre la masacre perruna: que fueron más de ocho los canes atravesados por las flechas de ballestas, un arma que muy pocos tienen en este país, y que los involucrados eran chavalos de clase media alta, algunos ligados a exjefes policiales. Se llegó a divulgar una lista de sospechosos. Pese a las averiguaciones policiales, casi dos meses después, no hay nadie tras las rejas. Los mataperros siguen libres.

La fundación Adan (Adopción Animal Nicaragua) es una red de hogares temporales que rescata, rehabilita y luego entrega en adopción a los animales una vez que son castrados. La organización que aprovecha redes sociales como Facebook, trabaja con unos cuantos voluntarios que se encargan de acoger a los animales rescatados y cuidarlos en sus casas. El propósito final es buscarles una casa definitiva.

En este momento, esa organización tiene unos 160 animales y no puede cuidar más. Al principio, los voluntarios asumían los gastos médicos y alimentos, pero en la medida que aumentó el número de animales (sobre todo perros) buscaron ayuda. García explica que para darlos en adopción visitan las casas de los interesados. “Para nosotros que los hemos rehabilitado con mucho amor en nuestros hogares son ya como parte de la familia y la visita al hogar tiene como objetivo constatar que toda la familia está de acuerdo con la adopción”, dice García y explica que a lo largo de seis años han tenido casos en los que ha retirado a los animales porque no los cuidaban bien.

Parecido es el trabajo de la Organización Nicaragüense Ambiental que funciona en Masaya, y que sí alquila un espacio en el que da refugio a unos 20 perros rescatados y a dos gatos. Hay otras organizaciones que procuran la curación y castración como la fundación Amarte, que impulsa jornadas gratuitas para esterilizar animales tanto en Managua como en otros departamentos.

HAY MÁS CONCIENCIA

“Creo que sí ha crecido la conciencia animal”, dice Marina Argüello, directora del Zoológico y presidenta de la fundación Amigos del Zoológico, que según dice, son unos cuantos. Argüello recuerda que en el año 1997, cuando inició el trabajo en el Zoológico llegaban universitarios con las tiradoras “para tirarle a las lapas que andaban acá sueltas. Roco, el cocodrilo que tenemos aquí enfrente, murió tuerto por la pedrada de un estudiante.

En una ocasión vinieron con una pistola de balín para dispararle a los monos. Debido a eso comenzamos con la idea de empezar a concienciar un salón donde damos charlas, previa a una concienciación en las que explicamos las condiciones en que los rescatamos”, dice Argüello quien cree que en las nuevas generaciones el mensaje de proteger a los animales va calando poco a poco. Argüello dice que instituciones como los bomberos voluntarios hacen rescate de boas, por ejemplo. No se predica en el desierto.

“Hay eco al llamado que estamos haciendo, hemos hecho una campaña bastante grande instando a no comprar animales silvestres”, explica Argüello, quien reconoce que el Zoológico pasa dificultades para cubrir las necesidades de los cerca 1,100 animales, distribuidos en el zoológico y en el centro de rescate. El Gobierno ha asignado un presupuesto anual de poco más de cuatro millones de córdobas. Solo en frutas se gastan por semana 17,500 córdobas, explica la directora. Han estimado que el déficit es de unos ocho millones de córdobas. Esa institución sobrevive gracias al apoyo de unos cuantos amigos incondicionales y una que otra empresa que ayudan con alimentos y medicinas.

A lo largo de estos años, a favor de la protección de animales silvestres, Argüello se ha ganado que la vean como “loca” y ha sentido rabia también cuando ha escuchado a algunos que le dicen “ah, pero sí es un animal”. “Aunque se oiga feo, prefiero trabajar con los animales y no con los humanos. Porque los humanos hacemos las cosas con premeditación, tenemos mucha malicia, mucha maldad. El animal solamente se defiende. Es honesto, transparente, es la gran diferencia de trabajar con un animalito, de los animales no me he llevado decepciones, de los humanos cientos. ¡Los animales son tan agradecidos! Para mí la persona que te dice que el animal no siente, es tan ignorante. Puede ser súper preparada, con grandes estudios, pero bien ignorante en cuanto a sentimientos”, dice Argüello, quien junto a su marido, el veterinario Eduardo Sacasa, han convertido al zoológico en su razón para seguir en este país. “Aquí no tenemos ningún familiar. Los animales son los que nos detienen”, dice Argüello.

EL HOMBRE QUE AMA A SU CABALLO

Frente al Palí de Ciudad Sandino se apiñan carretoneros de caballos alrededor de una tienda que vende materiales de construcción. Mientras esperan acarreos, algunos parquean sus carretones a la sombra de unos palos de acacia, otros dejan los caballos en medio sol. Gran parte de estos carretones trabajan desde que amanece hasta que oscurece.

Algunos como Eddy Humberto Largaespada, que también se dedica al acarreo, son la excepción. Largaespada solo trabaja su caballo de seis de la mañana a mediodía. “Me vengo a mi casa para que el caballo esté comiendo”, dice Largaespada quien suele preguntarle a su clientela qué es lo más urgente de los materiales que va a acarrear, y si puede hacerlo en dos viajes, o dos días, para considerar a su caballo. “El animal es como una persona, solo le hace falta hablar. Por eso hay que tratarlo como una persona”, dice Largaespada quien es reconocido en su vecindario por cuidar a Tornado, el caballo que le da de comer desde hace tres años y medio.

Tornado, con su pelambre brillante y oscuro, está junto a unos metros de Largaespada hurgando en el monte. Entiende cuando él menciona su nombre. Alza la cabeza. Largaespada dice que por él le ofrecen 12,000 córdobas, pero no lo vende. Es un regalo de su papá que vivía en una finca en San Andrés de la Palanca, cerca de Ciudad Sandino.

Largaespada aclara que no solo a Tornado ha tratado como gente. También lo ha hecho con sus caballos anteriores. “Es mi machete, me da de comer a mí y a él mismo, por eso yo lo veo como una persona. Ese caballito con 80 pesos diario come”, dice Largaespada quien siente pesar de los “caballitos” que son exprimidos todo el día. Él, en cambio, a mediodía regresa a su casa con Tornado, y antes de sentarse a comer, le desengancha la carreta que pesa unos cuatro quintales y luego le da de comer maíz revuelto con concentrado y agua. En el patio de la casa corretea alrededor del caballo un pitbull que Largaespada nunca amarra, y tal vez por eso, dice que no es agresivo, solo juega.

Después de comer, Tornado descansa bajo un techo que su dueño le construyó. En media hora de conversación, Largaespada repite varias veces: “Él siente igual que una persona”, por eso, cree, hay que tratarlo bien como a cualquier otro ser vivo.

500 animales sobreviven en el centro de rescate del Zoológico Nacional. Muchos son llevados por los pobladores. Algunos los compran en los semáforos de la capital solo para rescatarlos. Algunos llegan tan mal que no sobreviven.

Reportajes ejerce especie salvaje archivo

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. juan nica
    Hace 10 años

    Da lastima ver las bestias atarcadas con el freno o el bosal, supuesta mente para que se mire mejor el pobre pelenque, con la cincha socada por todo el dìa mientras el dueño regresa del pueblo.Seria bueno que fuera al revez para ver como le va con ese hierro en la boca todo el día o se le montaran dos o tres bolos y con poquitos sudaderos.

  2. Pedro
    Hace 10 años

    me gustaría saber a que organismo me puedo avocar para denunciar abuso y contrabando de animales, pero un organismo serio y que haga algo?

  3. Viva Nicaragua
    Hace 10 años

    Cuando veamos un perrito sediento, con hambre no digamos pobrecito y lo ignoramus…busquemos agua y un poco de comida y demosle de comer. Lo mismo con los abusadores carretoneros, reportemos su abuso. No compremos perros, adoptemolos. Las organizaciones que velan por los animales hacen lo que pueden pero tambien todos podemos ayudar. Los invito a visitar al refugio de ORGANICA en Masaya y vean esa noble obra de amor en pro de los perritos callejeros. Fernando te felicito!!!!

  4. kasandra
    Hace 10 años

    Yo quisiera saber donde esta la sociedad protectora de animales, donde esta el que ve y no dice nada , donde esta la educacion en nuestras casas, el salvajismo del maltrato de los caballos, bueyes, mulas, ect, se ve normal….es triste vivir en un pais donde no hay respeto ni por leyes, ni por las mujeres, ni por los animales…..

  5. Bollo
    Hace 10 años

    A un pueblo se le conoce de la manera que trata a sus animales……!

  6. Holman
    Hace 10 años

    Si es cierto me dà lastima los animals como son maltratados de esta manera en Nicaragua pecado Dios mio sin embargo el pobre debe sobrevivir de alguna manera quizas sea matando a la pobre bestia de carga.

  7. Carlos el Jinotegano
    Hace 10 años

    Decia un personaje: “Mira como tratan en un pais a los animales y te dire que cultura tiene la gente que vive en el”. En Nicaragua, a los animales domesticos o salvajes se les trata con una crueldad escalofriante. Lo que hizo el Ing. Guevara y lo que hace el Sr. Largaespada son casos dignos de elogio y dan esperanza de que pronto se ira creando conciencia y amor hacia estas indefensas criaturas que no tienen proteccion de nadie. Hasta en la Biblia se prohibe el maltrato a los animales.

  8. Hace 10 años

    Muy bien Fernando. En serio que sí.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí