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Línea de fuego

Esta semana la cartelera de cine es un páramo. Jersey Boys quedó borrada del mapa después de apenas una semana, confirmando mis peores predicciones.

Por JuanCarlos Ampié.


Esta semana la cartelera de cine es un páramo. Jersey Boys quedó borrada del mapa después de apenas una semana, confirmando mis peores predicciones. La única opción para los adultos es un subproducto de acción, interesante solo por la carga nostálgica que acarrea. Línea de Fuego emula a las viejas películas de acción de bajo presupuesto en los años ochenta. Solían ser producidas por Cannon Films o Carolco. Eran protagonizadas por machos de gran habilidad física y poca capacidad actoral, como Chuck Norris o Steven Seagal.

En Estados Unidos solían florecer en VHS, después de pasar con indiferencia por el circuito teatral. Si añora a Patrick Swayze pateando traseros en Road House o al Arnold Schwarzenegger pre-estrellato de Comando , en el cine hay una película para usted. El guionista y coproductor es Sylvester Stallone. ¿Necesito decirle más?

Jason Statham protagoniza a un agente de la DEA encubierto en una pandilla de traficantes de droga motorizados. Logra pasar inadvertido —a pesar de portar las extensiones de pelo más trágicas de la historia— hasta que un tiroteo con la policía lo deja en evidencia. Con el hijo del jefe masacrado ante sus ojos, debe pasar al servicio de protección de testigos. Así, asume una nueva vida como carpintero en la pintoresca Louisiana. Pero cuando su hija (Izabela Vidovic) resuelve a golpes el acoso de un compañero de clases, se pone en la mira de la mafia local. Gator Bodine (James Franco) es un matoncito local con sueños de convertirse en el mayor proveedor de metanfetaminas del Estado. Servirle el agente secreto en bandeja al capo que guarda prisión es su ticket a las grandes ligas.

El héroe pasea a caballo con su hija en soleados campos. Sus antagonistas viven en talleres ruinosos, diezmados por la droga y el alcohol. Broker (“quebrador”, ¿entienden?) encuentra suficientes ocasiones para lucir sus capacidades marciales. Y cuando la sexy psicóloga escolar lo confronta, no puede más que rendirse ante su hombría. Es ese tipo de película. Por algún extraño episodio de contención, los realizadores se detuvieron a la hora de inventar una escena en la cual hacen el dulce amor al ritmo de Kenny G bajo la luz de la luna.

Línea de Fuego es ridícula de principio a fin, pero reserva sus peores instintos para las mujeres, degradando a sus dos actrices principales con caricaturas malignas. Kate Bosworth llegó al pináculo de su vida taquillera como Louis Lane en el fallido Superman Returns del director Brian Singer. Aquí es Cassie Bodine, madre incompetente y drogadicta, catalizador de los problemas del héroe. Winona Ryder fue la estrella joven de más consecuencia en los ochenta. Se convirtió en carnada de tabloide al robar un par de prendas en una tienda, y desde ese entonces no levantó cabeza. Aquí es la intrigante amante de Gator, descrita alegremente por los subtítulos como una “golfa motociclista”. La película usa como repunte “cómico” un grotesco encuentro sexual contra un carro.

Además de misógina, la película tiene un subtexto clasista. Los enemigos de Broker son gente pobre, etiquetada como “white trash” (basura blanca) por el status quo. Se presentan como objetos de escarnio y disgusto. Y cuando la trama les ofrece un ápice de redención, es lo menos convincente en un universo de improbabilidades. James Franco es curiosamente descolorido en un papel por debajo de sus habilidades. Bosworth y Ryder entregan todo a sus papeles, dando actuaciones demasiado sustanciales para un producto tan desechable como este. Gracias a ellas, el viaje al cine para ver Línea de Fuego no es pérdida total.

La Prensa Domingo fuego línea motociclista archivo

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