Dr. Matthias Dietrich (*)
En estos días se ha realizado en Cartagena, Colombia, la consulta regional del Global Compact de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de esta iniciativa de la ONU para el sector empresarial en las Américas para el periodo después del año 2015.
Las Naciones Unidas animan a los gobiernos que incentiven las actuaciones empresariales, sociales y medioambientales. En el centro del debate —como informé en un documento de este evento— hay temas como: ¿Cuál sería el entorno más propicio para que las empresas puedan contribuir a los objetivos del desarrollo sostenible? ¿Qué clase de normativas y de incentivos podrían fomentar la innovación e inversión empresarial sostenible para una agenda post 2015?
¿Cuáles son las mejores prácticas que deberían aplicar los gobiernos a fin de potenciar su condición de propietario y su papel como contratista público para construir un liderazgo empresarial más sostenible? Y, ¿cómo pueden aprovechar mejor los gobiernos la experiencia empresarial sobre la resolución de problemas a la hora de trasladar las prioridades y objetivos globales a los ámbitos nacional y local?
La discusión mostró la creciente necesidad de que todos los actores, tanto empresas, como gobiernos y la sociedad civil piensen más de una manera global, viendo las crecientes interdependencias en el desarrollo de nuestro mundo actual y que actúen más coordinados a nivel local para poder aportar mejor a la solución de los problemas actuales tanto dentro del país como en el mundo, apoyando al cumplimiento de los Derechos Humanos internacionalmente reconocidos; cumpliendo los Derechos Laborales; cuidando y defendiendo el medioambiente y luchando contra la corrupción.
Se aclaró que el sector empresarial debe jugar un papel más importante en este tema, porque es (como los otros jugadores también) parte del problema. Por lo tanto tiene que ser parte de la búsqueda de soluciones en un proceso que une los esfuerzos que mueven las sociedades.
La palabra mágica en este proceso es la creación de más confianza entre todos los jugadores.
En Nicaragua ya veinte empresas y organizaciones han expresado con su firma, el interés y disposición de participar en esta agenda local. Parte de la agenda global para llenar con vida el Global Compact, ahora se inicia la formación de la red local del Global Compact en Nicaragua.
Realmente necesitamos nuevas ideas de cómo las empresas pueden aportar a este proceso. En el mes de junio hemos visto como se pueden realizar alianzas de un nuevo tipo en pro del desarrollo sostenible del país.
Contando con la participación del vicepresidente de la República se inauguró en Santo Domingo, Chontales, un acopio lechero resultado de una alianza entre las empresas B2Gold y Centrolac en participación de una cooperación local.
¿Qué es lo novedoso en eso? B2Gold está apoyando al desarrollo local para garantizar que la región tenga capacidades productivas que no solo dependan de la minería. Centrolac ofrece su conocimiento y apoya a la capacitación, garantizando la calidad de la producción y los cooperativistas han aportado terreno y su iniciativa.
Todo eso da más sostenibilidad a la región. Eso es lo que necesitamos más en el futuro: alianzas en pro del desarrollo y del crecimiento del país.
(*)Director ejecutivo de la Unión Nicaragüense para la Responsabilidad Social Empresarial (UniRSE).
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