Elízabeth Romero
Después de haber denunciado la existencia de un grupo que vendía droga y comercializaba de forma ilícita armas de fuego hacia Honduras y Guatemala, Melina Silva Urbina aseguró que apareció involucrada en el crimen de uno de los sospechosos.
Silva denunció en el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) que hace dos años se desempeñaba como agente de Tránsito en la Delegación Policial de Tipitapa, y en varias ocasiones confió información de lo que ocurría en la comunidad donde habitaba.
Aún recuerda que en una de las ocasiones el oficial que llegó a buscarla hasta su casa, para que le suministrara información le confió: “Ya el general Ramírez tiene conocimiento de esto, que estás apoyando”.
Sin embargo, días después “uno de los hombres que yo había informado que estaba vendiendo armas de fuego, no sé qué percance tuvo y lo dan por desaparecido y la camioneta aparece en el Timal”. El cuerpo apareció en otro sitio.
La Policía aseguró que en el lugar donde fue hallada la camioneta encontró un teléfono celular cuyo número estaba a nombre de Silva. Aparentemente el hombre conocía a su hermana de 16 años, que según dice, había llevado el teléfono a reparar. Tanto ella, su pareja, como su hermana, fueron vinculados al crimen junto a una periodista de un canal televisivo.
Silva denunció en el Cenidh que en esa ocasión permaneció detenida de forma ilegal en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) durante cinco días. Al no comprobarles el delito que le imputaban, los dejaron en libertad.
A los tres días, la Policía ordenó baja deshonrosa para Silva, quien después de diez años de trabajar para la institución y cotizar para el Instituto de Seguridad Social y Desarrollo Humano (Issdhu), perdió todo derecho a reclamo. Dos años después la expolicía demanda de la Policía que revisen su caso.
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