AFP
Con las luces de La Habana parpadeando a lo lejos, un petardo se eleva por los aires y explota en colores, iluminando el cielo nocturno sobre el mar: la desafiante flotilla con exiliados cubanos comienza su ceremonia a 22 kilómetros de la capital cubana.
La portavoz del grupo femenino, Berta Soler, dijo que la detención se produjo después de la caminata que acostumbran hacer, tras asistir a misa en la iglesia Santa Rita, en la barriada de Miramar, y en el momento en que caminaban hacia una avenida bordeada por el mar, donde tenían previsto depositar flores.
Soler precisó que unas 89 mujeres de su grupo fueron interceptadas por agentes de civil y manifestantes progubernamentales en los alrededores del templo, conducidas en tres autobuses a una unidad policial en la playa de Tarará situada al este de La Habana) y liberadas pocas horas después.
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“Que lancen la primera luz de libertad frente a Cuba”, había decretado segundos antes Ramón Saúl Sánchez, presidente del grupo anticastrista de Miami Movimiento Democracia, veterano de este tipo de expediciones para protestar contra el gobierno castrista.
Sánchez comanda el “Democracia”, un modesto barco de pesca reconvertido en el “símbolo” de la flotilla, compuesta en esta ocasión de tres embarcaciones que zarparon de Cayo Hueso, Florida (sureste de EE. UU.), para navegar siete horas hasta el borde de las aguas territoriales cubanas frente a La Habana.
Los exiliados conmemoran el hundimiento, veinte años atrás, de un remolcador que transportaba a 68 personas que huían de la isla, pero que fue interceptado por otros barcos que lo atacaron con violentos chorros de agua a presión, y terminó en el fondo del mar, muriendo 37 personas, entre ellas diez niños.
“Este es el cementerio de ellos”, dice Jorge García, pensativo, con la vista puesta en el mar. “37 tumbas de coral”, agrega.
El exiliado cubano, de 69 años, quien perdió a 14 familiares en el hundimiento del “13 de marzo” es una de las 25 personas que viajan con la flotilla, entre ellas expresos políticos y activistas anticastristas, la mayor parte entre 60 y 70 años de edad.
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