Leonor Álvarez
A las críticas contra el Gobierno por acaparar los éxitos de personalidades del país, se le suma la utilización y manipulación de los jóvenes que representan a la Juventud Sandinista (JS), quienes aparecen como marca del Gobierno para cuando pretenden hacerse notar, como ocurrió en los casos más recientes del cardenal Leopoldo Brenes y del futbolista de la Selección de Costa Rica, de origen nicaragüense, Óscar Duarte.
El presidente de Hagamos Democracia, Róger Arteaga, expresó que el Gobierno teme perder espacios de protagonismo y en ese sentido recordó cuando Ortega nunca atendía la solicitud de los obispos de reunirse para un diálogo, sino hasta que monseñor Leopoldo Brenes fue nombrado cardenal.
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La estudiante universitaria Andrea Cruz Connolly es de las que se niega a creer que la JS sepa o al menos conozca los principios que fundaron la lucha del Frente Sandinista (FSLN). Cruz está convencida de que la gran mayoría de ellos no tienen ni idea de qué los mandan a hacer a las calles.
“Alguien que sabe que está mal golpear a las personas y lo hace, creo que sí está siendo totalmente manipulado, porque alguien que está en su sano juicio no va a ser mandado a actuar de manera agresiva”, manifestó Cruz, estudiante de Comunicación Social.
La joven de 17 años considera que un joven que conoce y practica los principios comunistas y su filosofía fácilmente no va a ser enviado a agredir a otras personas.
Tania Romero, miembro de la organización Guerreros de la Democracia y estudiante de Mercadotecnia, opina que el Gobierno quiere hacer creer que la JS representa a la población en general, pero considera que con eso “deja fuera a una gran mayoría” que no se identifica con el partido gobernante.
“Los miembros de la Juventud Sandinista no se conectan con el resto, todo lo contrario, hace que disienta y se moleste el resto de la juventud”, expresó Romero.
Aun así, como estudiantes de Mercadotecnia, Romero reconoce que el trabajo del Gobierno, —en esa área— para vender la marca del partido es “admirable”, pero no está de acuerdo, ni considera que debe ser el objetivo de un Gobierno “utilizar a la juventud, arrebatar espacios y manipular voluntades” para imprimir su sello.
Fernanda Martínez, miembro de la red de jóvenes de la Coordinadora Civil, opinó que es obligación del Gobierno promover el deporte y la cultura, pero eso no le da derecho a partidarizarlos, poniéndole la bandera rojoinegra a todo el que destaque en el ámbito deportivo, porque no todas las personas son simpatizantes del FSLN.
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